Otras miradas

No habrá libertad sin sanidad universal

Paula Ruiz Romo

Socióloga

No habrá libertad sin sanidad universal
Unas 200.000 personas según la Delegación de Gobierno protestaron en noviembre contra el desmantelamiento de la Atención Primaria en la Sanidad Pública en Madrid (España).- EUROPA PRESS

Hasta no hace mucho, la asistencia sanitaria universal y gratuita en España era un indiscutible símbolo de orgullo nacional. El mantra de que España tiene uno de los mejores sistemas sanitarios del mundo ha sido predicado por dirigentes de todo signo político durante años, y se trata de una afirmación que no va del todo desencaminada: la OMS ya situó a nuestro sistema sanitario entre las primeras posiciones del ranking en el año 2000, y más recientemente, radar healthcare, nos otorgaba una puntuación de 78,4 sobre 100, por encima de la mayoría de los países de nuestro entorno.

No obstante, nuestro sistema sanitario no siempre se ha visto exento de amenazas. Ejemplo de ello fueron los recortes y las pretensiones privatizadoras impulsadas entre los años 2010 y 2013 por algunos gobiernos autonómicos. Como respuesta a estos ataques a la sanidad, las mareas blancas inundaron las calles de las principales ciudades de España. Posteriormente, la pandemia provocada por la covid-19 puso de manifiesto en el año 2020 la importancia del sistema sanitario y sus puntos débiles quedaron en evidencia. Los hospitales y centros médicos de todo el país colapsaron, pero fue la Comunidad de Madrid la que se convirtió en la principal imagen del debilitamiento de la sanidad y se situó en el punto de mira debido a su gestión sanitaria. Esto no es de extrañar ya que, según la Estadística de Gasto Sanitario público, desde el año 2002 hasta el año 2020, la Comunidad de Madrid se ha posicionado históricamente como una de las comunidades con menor gasto sanitario por habitante.

Actualmente, el cierre durante dos años de los servicios de urgencia de atención primaria (SUAP), y la falta de medios para su reapertura, se ha convertido en uno de los principales problemas de la sanidad madrileña, siendo el principal argumento de la oposición y el origen de las reclamaciones de los sanitarios y de las huelgas convocadas por estos profesionales. Casi 10 años después de las primeras mareas, la ciudadanía vuelve a tomar las calles al grito de "¡La sanidad no se vende, se defiende!", y de nuevo, como si la historia se repitiese, la capital es el epicentro de un nuevo terremoto sanitario.

Según la serie histórica de los barómetros sanitarios del CIS, en el año 2020 con la llegada de la covid-19, la satisfacción con el sistema sanitario cayó en picado en todas las comunidades autónomas. El caso de Madrid resulta llamativo debido a que, en el año 2019, los niveles de satisfacción con el sistema sanitario se situaban muy por encima de la media nacional, pero para el año 2022 esto deja de ser así, precipitándose hasta niveles mínimos. Únicamente Andalucía presenta a día de hoy una satisfacción menor. Si hacemos foco en la satisfacción con los servicios de atención primaria nos encontramos con la misma tendencia.

No habrá libertad sin sanidad universal
Fuente: elaboración propia a partir del barómetro sanitario del CIS

Este aumento de la insatisfacción correlaciona con el aumento de días de espera para conseguir una cita en la atención primaria. Con la pandemia se produjo una demora en los días de espera en toda España, pero parece que durante el 2022 esta tendencia se está frenando. Si miramos la Comunidad de Madrid, hasta el 2019, la media de días de espera en atención primaria ha estado por debajo de la media nacional, y es en el último trimestre del 2022 cuando el tiempo de espera experimenta un incremento significativo que lo sitúa por encima de la media nacional.

Aunque Cataluña es la comunidad que históricamente lidera este ranking, en comparación con Madrid esta comunidad no ha sufrido un incremento tan significativo. Mientras que Cataluña aumentó la espera medía en 3,1 días desde el 2019, Madrid lo hizo en 5 días y medio.

No habrá libertad sin sanidad universal
Fuente: elaboración propia a partir del barómetro sanitario del CIS

Como hemos podido observar, con la pandemia la sanidad madrileña empeora al igual que lo hacen el resto de las comunidades autónomas, pero parece ser que es durante el final del 2022 cuando el sistema sanitario de la capital alcanza sus peores datos. Esto tiene consecuencias que ya se están empezando a hacer visibles a distintos niveles.

Por un lado, se observa que el deterioro del sistema público de salud viene acompañado de un crecimiento exponencial de los seguros privados. Según la serie histórica de gasto anual medio por hogar en seguros relacionados con la salud del INE, el gasto en sanidad privada ha aumentado en toda España a lo largo de los últimos años, pero son Cataluña y Madrid las comunidades que lideran este ranking, situándose muy por encima de la media nacional.

En el caso de la Comunidad de Madrid en el año 2020, el gasto en seguros privados de salud se disparó. Actualmente cerca del 21,9% de los madrileños declara tener contratado un seguro médico de forma individual, frente al 15,7% de los españoles, según el barómetro mensual de 40dB para El País y La Cadena SER. Como consecuencia de este incremento en la contratación de seguros privados, se produce un aumento de la desigualdad donde el poder económico determina quién puede acceder a los servicios médicos y cuándo.

No habrá libertad sin sanidad universal

Por otro lado, esta crisis sanitaria llega en un momento decisivo en términos electorales. En cuatro meses Isabel Díaz Ayuso volverá a enfrentarse a las urnas bajo unas circunstancias que nada tienen que ver con las que propiciaron el éxito del "Comunismo o Libertad" de mayo de 2021. En aquel entonces, la estrategia de Ayuso basada en el levantamiento de restricciones sanitarias supo conectar con el anhelo de la vida prepandemia de una importante parte de los madrileños. La líder del PP tuvo la capacidad de traspasar cualquier lógica ideológica, y consiguió atraer a algo más de 100 mil votantes que anteriormente confiaron su papeleta a la izquierda, y a más de medio millón de abstencionistas.

Ante un generalizado desplome de la satisfacción con la sanidad pública y un escenario en el que ya no hay restricciones, no es descabellado considerar que Isabel Díaz Ayuso va a tener dificultades para revalidar una base electoral igual de transversal que en las últimas autonómicas, algo que fue decisivo para su arrolladora victoria. Este razonamiento se basa en que el incremento de la insatisfacción con la sanidad en Madrid se está produciendo por primera vez de forma similar en todos los segmentos ideológicos, incluso entre los votantes de derecha. Aunque esto también ocurre a nivel nacional, destaca que la caída en la satisfacción que se produce entre los votantes conservadores de la capital es mayor.

No habrá libertad sin sanidad universal
Fuente: elaboración propia a partir del barómetro sanitario del CIS

Al igual que durante la pandemia, el ejecutivo madrileño responsabiliza de esta situación sanitaria al gobierno central. Pero ¿funcionará está vez esta estrategia para evitar el desgaste electoral? Según los últimos datos proporcionados por el instituto demoscópico 40dB para El País y la Cadena SER todo parece indicar que no. El 73,8% de los madrileños cree que es el gobierno autonómico el principal responsable del funcionamiento de la sanidad pública en la comunidad autónoma, 8 puntos y medio porcentuales más que la media nacional. En definitiva, la gestión sanitaria es un asunto que se asocia directamente con el gobierno de la comunidad autónoma, lo que dificulta el éxito de la estrategia de confrontación con el ejecutivo nacional.

A esto hay que sumarle que esta situación podría darle ventaja a la oposición, ya que la defensa de la sanidad pública es uno de los asuntos con los que mejor está posicionado Más Madrid. Su líder, Mónica García, tiene un liderazgo fuertemente relacionado con la defensa de la sanidad pública, debido a su experiencia como médica y activista sanitaria. Ya participó en la primera marea blanca del 2013 en Madrid, entonces como portavoz de la Asociación de Facultativos Especialistas de Madrid (AFEM), lo que le dota de especial credibilidad en este asunto.

En conjunto, de mantenerse esta situación de cara a las próximas elecciones autonómicas -el sector sanitario convocando manifestaciones, aumento del tiempo de espera para conseguir una cita médica, insatisfacción generalizada con el sistema sanitario en todos los segmentos ideológicos, y un largo historial de intento de privatización-, es indiscutible que la sanidad pública va a volver a ser un asunto central en la campaña electoral, solo que ahora desde un enfoque que puede volverse en contra de la presidenta madrileña. No habrá libertad sin sanidad universal.

 

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