Lo de Plácido Domingo lo sabía todo el mundo, era un secreto a voces y sin embargo ha sido silenciado durante toda su carrera. Durante décadas, las mujeres que han tenido que subirse con él al escenario han vivido con miedo el tener que coincidir en el ascensor o el pánico a cuando bajara el telón y decidiera acercarse a besarlas sin su consentimiento. Todo el mundo sabía que Plácido era un acosador sexual, pero nadie podía decir nada porque le temían, "porque él era dios y ellas nada", porque él representaba el poder y por miedo a las represalias que podía haber hacia ellas.
Las supervivientes de los abusos sexuales de Plácido Domingo vivieron años que, según relataban en el programa de Salvados Plácido: un secreto a voces fueron de auténtico pavor. Aguantaron abuso de poder, insinuaciones sexuales, llamadas insistentes, tocamientos, besos no consentidos... un auténtico calvario. Sin embargo, no podían denunciar por miedo a que se acabara su carrera profesional y, de hecho, alguna de las que denunció haber sufrido esas represalias profesionales vio como "se terminó tu carrera", como le dijo él, después de que ella diera ese difícil paso de denunciar sus abusos.
Pero por fin llegó el día en que se unieron decenas de mujeres supervivientes de las violencias del cantante, dieron el paso al frente para contar lo que Plácido estaba haciendo y denunciaron los abusos sexuales cometidos por el cantante durante años. Algunas no han denunciado aún, por miedo a que se pusiera fin a sus carreras, otras llegaron a cuestionarse si aguantar ese tipo de abusos sería el precio que tenían que pagar para lograr sus sueños y mantener su puesto de trabajo. Eso es algo que nunca tendrá que preguntarse un hombre, nunca un hombre tendrá que soportar abusos sexuales para mantener su profesión, para llegar a fin de mes, para llevar el pan a sus hijos y por eso es tan importante hablar de violencia machista y dejar bien claro que quienes la sufrimos somos nosotras.
A menudo se acusa a las víctimas que no denunciaran en su momento, pero lo que no se tiene en cuenta es el miedo que sufrían para poder hacerlo. En esa línea se encuentran quienes no creen a las supervivientes y las tildan de aprovechadas o exageradas, atrevidas, despechadas o que quieren buscar un minuto de gloria. Se cuestionan la palabra y las afirmaciones de las mujeres porque ellos están en una situación de poder y se pueden defender y a ellas se las pone en tela de juicio porque son un David contra un Goliath intocable.
Por otro lado, se encuentran quienes afirman que Domingo no fue condenado, por lo que entonces no existiría el delito, sin embargo, el hecho de que no le encarcelara no le absuelve de haber cometido acoso sexual durante décadas. Quienes cuestionan a las víctimas y creen en la inocencia del cantante cuando fue él mismo quien pidió perdón por los hechos deberían preguntarse por qué iba a pedir disculpas de no haber cometido tales delitos.
En EEUU lo han tenido claro, no así en nuestro país, y tomaron acciones contundentes. Desde que se conocieron los hechos, no se le deja actuar como una manera de no ensalzar ni tener ningún trato con las personas que hayan tenido ese tipo de comportamientos. Mientras, en nuestro país un silencio lo impregna todo y se sigue aplaudiendo al verdugo.
Es paradigmático que en nuestro país no haya salido ninguna denunciante, salvo la mujer que apareció en el programa de Gonzo. Eso sí, tuvo que aparecer sin dar la cara y con la voz distorsionada, porque tal y como ella aseguró, Plácido Domingo es intocable y por eso la víctima tiene que declarar a oscuras. Sobre por qué ocurre este fenómeno en España, tenemos ejemplos en el pasado sobre el miedo a la condena pública, o cómo puede pasar factura a nivel profesional y personal, como ocurrió en el caso de Nevenka Fernández, que denunció por acoso sexual al cargo político del PP Ismael Álvarez.
La superviviente que se atrevió a declarar en el programa pidió que existiera algún tipo de figura en los teatros que vigilara o ayudara a las víctimas, y de esa manera se sentirían mucho más tranquilas. Otra de las cosas que ayudaría la recuperación de las supervivientes sería saber que el acosador jamás va a volver a subirse a un escenario financiado o subvencionado con dinero público. Podíamos empezar por ahí, si este país se tomara en serio eso de los abusos sexuales y la reparación a las víctimas.
Sabemos también que Plácido no es el único, que en muchas empresas hay un Plácido que utiliza su estatus para aprovecharse de sus víctimas. Muchas hemos tenido que soportar las garras de este tipo de acosadores para poder continuar con nuestros trabajos y no ser despedidas, pero se acabó el chollo de los Plácidos, las mujeres nos hemos unido y empoderado y no vamos a seguir soportando abusos de nuestros verdugos. Solo queda que el resto de la sociedad nos acompañe y las Instituciones públicas estén a la altura.
Comentarios
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