Otras miradas

Ramón Tamames: tres motivaciones de un candidato a la presidencia del Gobierno

Ramón Soriano

Catedrático emérito de Filosofía del Derecho y Política de la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla

Le conocí en Huelva. Le invité a dar una conferencia cuando yo era decano de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales. Lo hice a pesar de que su "pedigrí" era muy alto, como nos comunicó su secretaria: "Don Ramón no se ausenta de Madrid, si no es por cien mil pesetas". Le había leído. Le había seguido en política. Tenía buenas referencias de él; un vicedecano había compartido cárcel en Carabanchel con él por su oposición a Franco. Había sido un referente de la izquierda española a la izquierda del PSOE. Muchos incluso habían creído que podría ser el sucesor de Santiago Carrillo.

Ha causado gran sorpresa su decisión de ser el candidato a presidente del Gobierno en una moción de censura orquestada por Vox. No tanto para quienes conocen su trayectoria política desde el PCE al CDS del presidente Suárez. Tamames ha saltado de un partido político a otro, incluso ha fundado uno propio, la "Federación Progresista". Y para completar el retrato político ha sido dos veces tránsfuga, abandonando el partido con el que ganó el escaño, pero permaneciendo, no obstante, en el Congreso.

Para Tamames que le haya invitado Vox es una cuestión irrelevante; le habría dado igual que la invitación procediera de otros partidos. Lo expresa él claramente: "Ojalá se unan a la moción de censura diputados de otros partidos". Y cuando le dicen que ha sido propuesto por Vox, afirma tajantemente que no es Vox el proponente, sino varios diputados. Vox no cuenta; es puro accidente. En la entrevista del canal 24 horas de TVE un tertuliano le hizo tres preguntas; Tamames contestó a cada una de ellas y, al finalizar su respuesta, el tertuliano le espetó: "pues lo que usted dice en mis tres preguntas es lo contrario de lo que afirma Vox". Y Tamames respondió: "bueno, cada uno tiene su opinión". Para él Vox no es sino una oportunidad, no un compañero de viaje ideológico. Lo dijo en la entrevista de la COPE: "voy a tratar mi propia línea... no voy a seguir la doctrina de Vox".

En los medios la palabra más citada -he podido comprobarlo- referente al affaire de Tamames es "esperpento". Y lo dicen personas muy autorizadas, que conocen las andaduras del economista. Lo más fácil es atribuir el sorprendente paso dado por Tamames a su propia evolución ideológica. Pero yo creo que, reconociendo esta evolución, es poco creíble que él se haya prestado a la operación de Vox, si no confluyeran otras motivaciones, que paso a exponer. Creo que estas tres motivaciones, que mutuamente se refuerzan, han influido conjuntamente en su decisión.

Primera motivación: la alta autoestima

La primera razón es fácil de detectar para quien le conoce. Salta a la vista en un primer contacto: la fuerte autoestima. Lo primero que hizo al ser entrevistado en el citado canal 24 horas de TVE fue desplegar y regalar a todos los asistentes unas copias de su libro Estructura económica de España. Me recordó el pasaje televisivo del novelista y columnista Umbral con la periodista Mercedes Milá: "yo he venido a hablar de mi libro".

La autoestima le ha hecho incurrir en su vida política en frecuentes hipérboles, como la fundación de la "Federación Progresista", prontamente desaparecida, en la que el único partido casi era el suyo. La llamó "Federación", pero no había partidos. La hipérbole siempre ha acompañado a los espíritus muy pagados de sí mismos. La excesiva complacencia en la autoestima nubla la mente y es mala consejera de las sabias decisiones.

Hay que tener en cuenta que Tamames ha sido diputado en varias legislaturas, pero la máxima responsabilidad de gobierno, que ha desempeñado, fue la tenencia de alcaldía de Madrid junto al alcalde Tierno Galván. En dos ocasiones aspiró a ser elegido alcalde de Madrid y en ambas fracasó. Pronunció estas enigmáticas palabras en una entrevista del diario digital El Confidencial: "yo podría perfectamente haber sido ministro de Franco". Y estaba en la lista de los ministros del Gobierno de concentración nacional del golpista general Armada junto con ministrables de otros partidos políticos.

Según los expertos en el golpe de Estado de 1981 fue esta lista presentada por Armada al teniente coronel Tejero en el Parlamento secuestrado la causante principal de que el golpe no prosperara debido a las divergencias entre ambos. Armada pretendía un Gobierno de concentración nacional formado por políticos y presidido por él, un militar. Tejero una Junta militar formada por militares exclusivamente con el general Milans del Bosch como presidente. Antes del golpe de Estado Tamames había hecho declaraciones favorables a un Gobierno semejante al pretendido por Armada, teniendo que ser desautorizado por Carrillo, quien llegó a decir en una entrevista con vídeo en la Tuerka (noviembre de 2011) que "Tamames algo sabía del golpe".

Pudo Tamames ser ministro, pero no lo fue en dos ocasiones. Esta carencia en su CV, la ausencia de cargos de gobierno relevantes, debe afectar negativamente a su autoestima. Sin embargo, ahora inesperadamente tiene la gran oportunidad de ser candidato en el Parlamento a presidente del Gobierno y de defender su programa de Gobierno ante toda la nación expectante, y no es raro que bata los récords de audiencia; muy pocos tienen esta posibilidad; de una tacada habrá completado su hoja de servicios.

Quienes hablan de la rara, extravagante y esperpéntica decisión de Tamames es porque no conocen al personaje.

Segunda motivación: la reivindicación de la incomparable transición política española a la democracia

La autoestima se reduplica en Tamames, porque se considera un artífice de la democracia española, de una luminosa transición democrática, obra suya y de unos cuantos, que ahora algunos políticos y medios vienen a poner en entredicho. "La transición es una época única -dice en una entrevista de RTVE- tras un ciclo de dictadura y una España dividida en dos". Le molesta incluso que le pregunten por ella, si no es para ensalzarla. Lean en la hemeroteca sus respuestas, si alguien le pregunta si él ve algunas carencias en la transición española. Tengo para mí que una de las razones de haber aceptado la invitación de Vox es para reivindicar la excelente e irrepetible hazaña del cambio de una fuerte dictadura a una nueva democracia y de las virtudes de una Constitución, a la que él le ha dedicado un libro, en la que pueden convivir sensibilidades e ideologías muy diversas.

Tamames ha reiterado en sus escritos que no se le da el valor que se merece a la transición democrática española, la gran obra de allegar a personas radicalmente distintas en ideología hacia un consenso y construir nada menos que una nueva Constitución y una nueva democracia. Y ha puesto en valor la contribución del PCE, a cuya ejecutiva perteneció, y el enorme sacrificio del partido, admitiendo la monarquía sin discusión como forma del Estado.

Tamames forma parte de la lista de "vacas sagradas" de la transición, que se rebelan cuando algunos medios y políticos -especialmente de los partidos emergentes y singularmente Podemos- no saben valorar debidamente su proeza y no les conceden el valor de liberadores de la dictadura y autores de la nueva democracia española. Como niños no quieren que les manchen el juguete -su juguete-: la increíble, encomiable, dorada según ellos transición política española, de la que fueron protagonistas de primera fila.

Tercera motivación: La exposición del programa de Gobierno necesario para salvar a España

Otro elemento es el cierre de una larga experiencia política desde los años cincuenta hasta ahora y la propuesta novedosa de un intelectual en los complejos y difíciles tiempos políticos que corren. Tamames se cree muy preparado, más que nadie, el mejor economista, y ahora ha llegado su momento político, el de hacer una propuesta, que va resolver los problemas de España. El necesario programa de Gobierno para España. Él ha descalificado a los presidentes de Gobierno: González: líder de "una derecha readaptada", Aznar: "su apoyo a la guerra de Irak fue un desastre", Zapatero: "un vivero de maldades para España", Rajoy: "no estuvo fino", Sánchez: "el responsable de romper a España". Ahora le toca a él, el salvador del país. Tamames es autor de una obra a la que profesa mucho cariño, su antes citada y conocida Estructura económica de España, 26 ediciones desde los años sesenta, a la que va revisando y añadiéndole nuevas páginas. Ha seguido muy de cerca la evolución de la economía española. Y ahora va a dejar de seguirla, escribiendo sobre ella, para pasar a ser el protagonista de la misma.

Me recuerda esta tercera motivación a la toma de decisión de Lenin en un momento decisivo, que él mismo recuerda en el prólogo a la segunda edición de su obra fundamental, El Estado y la Revolución. Acudieron sus correligionarios bolcheviques a su casa de Zúrich donde, exiliado de Rusia, escribía esta obra, para avisarle que había llegado la hora de la revolución, que ya estaba preparado el tren de interminables vagones, que los llevarían a San Petersburgo (entonces Petrogrado), atravesando Suiza, Alemania, Suecia y Finlandia. Lenin dejó de escribir, se subió al tren, llegó a San Petersburgo y en pocos días destronó al zar Nicolás II y consumó la revolución bolchevique. En el prólogo de su obra inacabada, al final, concluye Lenin: "merecía más la pena hacer la revolución que escribir sobre ella". Me pregunto si también Tamames prefiere ahora hacer su particular revolución económica en España o seguir escribiendo de economía. En política nunca se sabe. Quizás sus nuevos amigos de Vox (a excepción de Sánchez Dragó, al que conoció en la cárcel franquista), ya encaramados en el Gobierno español tras las elecciones de fin de año, quieran proponerle como ministro de economía ¿Quién mejor que él?

¿Quién es realmente Tamames tras ver la película de sus peripecias políticas? Hay que reconocer su papel en la lucha contra Franco, pero después se convirtió en el humo de la política, que sigue el sentido del viento. El saltimbanqui de la política buscando al mejor postor.  ¿Comunista? En absoluto. Lo dice él mismo: "no éramos comunistas; éramos personas que queríamos luchar por las libertades en época de Franco y estuvimos en el PCE, que era el partido de lucha". Tienen sentido sus palabras. El PCE era el gran partido que se enfrentó a Franco; otros partidos prácticamente no contaban en la lucha contra la dictadura, ni siquiera el PSOE, que recogió sin merecerlo la cosecha sembrada por el PCE, a quien la sociedad española no quiso compensarle con sus votos.

Tamames no ha medido las consecuencias de su decisión. Me consta que mucha gente tiene en su mente al Tamames luchador por las libertades contra la dictadura franquista y al prestigioso economista. Ahora, tras el trasiego de la moción de censura, va a cambiar esta imagen de él, porque aparecerán ante la opinión pública sus nubarrones: el político con identidad cambiante, el arribista de la política, el negador de la memoria democrática, el político que comenzó en el PCE y se alió al final con la ultraderecha española, etc., etc. Ahora muchos/as se asombrarán, cuando oigan decir al economista luchador contra Franco que en el asunto de la Memoria histórica "no tiene que haber una verdad oficial en ninguna parte, es un conflicto que tienen que dirimir los historiadores... la memoria histórica es un desatino" y sobre la conquista  y colonización de las Indias (los actuales países de América Latina) llevada a cabo por España: "no hubo tal genocidio sino una invasión microbiana", alabando a las excelentes según él leyes de Indias.

Tamames reitera que hay que atender a los historiadores, pues bien: son éstos quienes demuestran el doble genocidio: el perpetrado por Franco contra los vencidos, antes y después de la guerra civil, a cuyos familiares la Memoria democrática les permite ahora sacar a sus muertos de las zanjas y darles sepultura, y el de la Corona española con los nativos de Indias y que la "excelentes leyes de Indias" siempre se "acataron pero no se cumplieron". Lea, Sr. Tamames, a Bartolomé de las Casas y a los cronistas de Indias -Núñez de Pineda, Rosales, Ovalle, etc.-, testigos directos de los acontecimientos. No remita a los historiadores, que sentirán vergüenza de lo que usted afirma. Siga con sus estudios de economía y deje tranquila a la historia.

¿Qué pretende Tamames? ¿Satisfacer su alta autoestima personal? ¿Reivindicar la transición política española hacia la democracia frente a quienes señalan su insuficiencia y sus sombras? ¿Ser el nuevo Lenin de la economía española, que deja de escribir sobre ella para construirla cara al futuro? ¿Todo a la vez? En poco tiempo lo sabremos.

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