Otras miradas

La impunidad no puede ser la respuesta

Sergi Sol

Nadie debería quedar exento de responsabilidad ante una atrocidad como la ocurrida en Badalona: la violación de una niña de once años. Sin duda que hay que proteger los derechos de la infancia y de los menores. Empezando, claro está, por aquel que sufre abusos más allá de quien los perpetra.

Por mucho que sus autores sean una manada adolescente. O que se nos diga -como si de una eximente se tratara- que son hijos de familias desestructuradas. O que se trata de un ajuste de cuentas entre familias. Lo cual podría conllevar además, la participación de adultos como inductores.

De ser cierto que algunos de los presuntos autores de la violación continuaron yendo a sus respectivos institutos como Pedro por su casa, estaríamos ante un ejemplo espeluznante de impunidad a ojos del resto del alumnado. Una situación esperpéntica que obliga a replantear las medidas actualmente previstas para acometer una situación tan dramática como la acontecida en la ciudad de Badalona.

Y no vale tirar de argumentario bienintencionado, evocando las maldades de nuestra sociedad, para poner el foco en las causas sociales o ambientales que dan pie a abusos de todo tipo. Siendo ese debate vital no puede ser pretexto para obviar que cuando se produce un hecho de esta naturaleza no abordemos como reprender al malhechor acorde con su edad pero también con el crimen cometido. Por mucho que tenga 14 años o menos según su partida de nacimiento. Por doloroso que sea el tomar medidas severas en tan corta edad. Como, por ejemplo, la libertad vigilada o el internamiento.

Una sociedad debe fundamentarse en derechos y deberes. Desde el primer día. En las escuelas se enseñan reglas de comportamiento a la edad más temprana. Que deberían dar continuidad a todo lo aprendido en el seno familiar. Pronto se nos enseña que incumplir la norma lleva aparejada una reprimenda. Y a no tardar, una sanción.

El Código Penal rige cuando se cumplen 18 años. Una ley orgánica regula la responsabilidad Penal de los menores de  18 a los 14. Pero hasta los 14 se nos dice que se es inimputable. Vamos, como si fueras el Soberano. Sólo que a un Rey, visto lo visto, la irresponsabilidad le acompaña a lo largo de toda su vida.

Y ahí radica el problema, cuando comprobamos que hay quien siendo menor puede cometer delitos execrables que de ser adulto entrañarían largos años de cárcel por su gravedad. Como es el presente caso, una presunta violación en manada (navaja en mano), grabada y divulgada en redes sociales. Lo que no deja de ser, ensañamiento. Por tanto, una violación agravada por el uso intimidatorio de armas y publicidad, perpetrada contra una niña de 11 años.

Lo acaecido ha tenido lugar en una ciudad catalana en la que lleva ganando repetidamente -en Catalunya eso es una excepción- un candidato del PP, García Albiol, que tiene al alcance la mayoría absoluta en las próximas elecciones municipales. Igual cabría preguntarse por qué, por cuanto en el resto de elecciones el PP no obtiene ni de casualidad tantos apoyos en Badalona, apoyos que a menudo se gestan en barrios populares, precisamente en los más humildes y desarraigados.

Suele ocurrir que cuando la izquierda no ofrece respuestas a los problemas e inquietudes de las clases populares emerge la derecha con sus recetas.

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