Otras miradas

Las prisas del Rey

Ramón Soriano

Catedrático emérito de Filosofía del Derecho y Política de la Universidad Pablo de Olavide

El rey Felipe VI, en el Palacio de la Zarzuela durante la ronda de consultas con los representantes políticos antes de proponer un candidato a la investidura. EFE/Sebastian Mariscal Martinez/POOL
El rey Felipe VI, en el Palacio de la Zarzuela durante la ronda de consultas con los representantes políticos antes de proponer un candidato a la investidura. EFE/Sebastian Mariscal Martinez/POOL

El Rey ha mostrado una prisa excepcional para consultar a los representantes de los grupos políticos y designar a un candidato a la presidencia del Gobierno. Se constituyó la Mesa del Congreso de los Diputados el jueves, día 17 de agosto de 2023, y el lunes, 21 de ese mes, ya estaba en la mañana reuniéndose el Rey con los representantes, sin esperar a una configuración, siquiera mínima, del Congreso de los Diputados.

Me permito formular algunas preguntas en voz alta, que tratan de esclarecer las razones de las prisas del Rey, que a muchos ha sorprendido y a no pocos les han parecido innecesarias:

PRIMERO: ¿Por qué el Rey no ha concedido más tiempo para las negociaciones de los partidos políticos y los nuevos grupos parlamentarios? Las negociaciones tras las últimas elecciones son complejas y difíciles -hecho no desconocido ni puesto en cuestión por nadie-, y por ello se necesita tiempo para la negociación, más que en otras elecciones anteriores. No es una opinión del autor de este breve artículo, sino de algunos grupos políticos y comentaristas de los medios. Y un dato más valioso: Lo ha solicitado el representante del PNV públicamente, Aitor Esteban, afirmando que "el Rey debería de seguir con una segunda ronda de reuniones antes de proponer un candidato". ¿Por qué el Rey no ha aceptado? ¿Qué se lo impedía? ¿Qué lo justifica?

SEGUNDO: ¿Por qué no ha esperado el Rey a la constitución de los nuevos grupos parlamentarios, que tendrá lugar en esta semana o el lunes próximo? El Rey ha comenzado y concluido rápidamente las entrevistas sin esperar a la configuración mínima del Congreso de los Diputados. El Congreso no es simplemente su Mesa, como órgano rector, sino sus grupos parlamentarios dirigidos por los portavoces y las Comisiones parlamentarias. Las tres instituciones son igualmente básicas y necesarias. ¿Por qué no esperó el Rey a la inminente constitución de los grupos parlamentarios, si se trataba del corto plazo de unos días? Es cuando menos ilógico el espectáculo de un Rey designando a un candidato a presidente del Gobierno, que tiene que ser precisamente votado por los diputados del Congreso, cuando este Congreso sólo tiene constituida su Mesa y nada más. De sus tres partes constitutivas le falta dos: Los grupos parlamentarios y las Comisiones. Pasemos de largo por las Comisiones, pero ¿pasar de largo por los grupos parlamentarios, sin darle tiempo a que se reúnan, debatan, busquen una mayoría, porque el Rey ha cogido carrerilla y no ha esperado a su constitución y en un tris-tras ya ha designado a un candidato a presidente del Gobierno? ¿Por qué tiene el Rey tanta prisa?

TERCERO: Las prisas del Rey no es una cuestión menor, porque está por medio el valor y el respeto a las altas instituciones del Estado. Con sus prisas el Rey da la impresión de que la política es cosa de los líderes de los partidos políticos, porque, al parecer, lo que le interesa es reunirse con ellos cuanto antes. Ya ha designado a un candidato a presidente del Gobierno y ni siquiera han sido creado los grupos parlamentarios. Yo he votado a un partido político, que ostenta un número de diputados en el nuevo Parlamento. Y resulta que estos representantes, que visten su cargo por mi voto y el de otros ciudadanos/as, se encuentran de sopetón con un candidato a la presidencia del Gobierno ya designado, sin que a ellos les hayan dado la oportunidad de emitir una opinión ni participar en nada. El Rey muestra con su extemporánea designación que los diputados son unos convidados de piedra en las tareas del Parlamento, hecho que por cierto afirman casi todos los constitucionalistas del país y que cualquier ciudadano/a observador puede comprobar, pero -lo que es más grave- el Rey además demuestra lo poco que le importa los diputados, mis representantes, a los que ha ninguneado a la hora de designar a un candidato a presidente del Gobierno.

CUARTO: ¿Por qué no ha cuidado el Rey en tiempo y forma el proceso de su designación al candidato a presidente del Gobierno? El art. 56. 1 de la Constitución concede al Rey la relevante función de "moderar" y "arbitrar". Dice expresamente: "El Rey es el Jefe del Estado, símbolo de su unidad y permanencia, arbitra y modera el funcionamiento regular de las instituciones". Moderar y arbitrar significa, entro otras cosas, no tomar parte en la contienda y competición políticas, reservada a los partidos políticos, colocándose siempre al margen. Es muy necesario que estas funciones sean ejercidas con absoluta irreprochabilidad, para que la Corona alcance la confianza de la ciudadanía española. El Rey, que no es votado, que únicamente tiene una legitimidad dinástica y no popular, se la juega en el mantenimiento permanente de esta confianza en su relación con los ciudadanos/as. Son muchos los españoles/as que no vieron bien la activa participación del Rey emérito, Juan Carlos I, en la defensa de la OTAN. También otros mostraron su contrariedad por el discurso de Felipe VI en relación con los acontecimientos de octubre de 2017 en Cataluña. La Corona está obligada a practicar una estricta neutralidad, porque el Rey es Rey de todos los españoles/as.

Por eso debe evitar cualquier comentario que ponga en cuestión su neutralidad y conducirse con mano de hierro entre las presiones e inclemencias de la política y los políticos. Esos comentarios comenzarán a aparecer en los medios. Ya los estoy oyendo en algunos lugares que visito. ¿Tiene el rey líneas rojas, que no quiere que se rebasen, olvidando su papel neutral?  ¿Está interesado el Rey con tanta prisa en llegar a unas nuevas elecciones, no permitiendo el tiempo que necesitan las negociaciones? ¿Por qué el rey propone a un candidato, Feijóo, que carece de apoyos para ser elegido presidente del Gobierno? ¿Por qué no propone al otro candidato, Sánchez, que sí los puede obtener tras las negociaciones con partidos, que nunca apoyarán al otro candidato? Y el más sombrío de los comentarios: ¿Se están poniendo todas las condiciones para evitar la práctica, de nuevo, del transfuguismo? El más terrible de los comentarios, que desgraciadamente responde a hechos ya consumados, como el de dos diputados del PSOE (el tamayazo) en las elecciones a la presidencia de la Comunidad de Madrid y el de los dos diputados de UPN en la aprobación de la ley laboral en el Congreso de los Diputados. En ambos casos fue el PP el partido beneficiario de ambos transfuguismos.

Las prisas no son buenas consejeras, dice el refrán popular. En efecto, y más en este caso. Porque la gente, dubitativa, se preguntará. ¿Por qué tiene tanta prisa el Rey?

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