Otras miradas

Dumbledore y la huelga de Hollywood

Guillermo Zapata

Guionista y escritor

Dumbledore, personaje interpretado por Michael Gambon en Harry Potter
Dumbledore, personaje interpretado por Michael Gambon en Harry Potter

El pasado jueves 28 de septiembre murió Michael Gambon, uno de los mejores y más versátiles actores ingleses. Dejaba atrás una ristra de papeles memorables, aunque muy seguramente será recordado en la cultura popular como el tipo que interpretó a Albus Dumbledore, el mentor de Harry Potter en las adaptaciones cinematográficas de la saga.

Gambon llegó a la franquicia como sustituto, tras la muerte de Richard Harris, a quienes los aficionados al Western recordamos como el "Duque" en Sin Perdón, ese tipo que siempre hablaba de lo fácil que era matar presidentes y lo difícil que sería matar a la reina de Inglaterra.

Gambon dotó a su Dumbledore de la picardía necesaria. El papel de estar despistado y a la vez, no ya enterándose de todo, sino conspirando directamente para orientar los acontecimientos le iban como anillo al dedo. La fragilidad del personaje en los últimos compases de El Príncipe Mestizo era expresada como nadie en los gestos de Gambon, mitad atribulado, mitad lleno de pesar, sufriendo como nunca y acercándose al sacrificio que supone el paso de Potter de la adolescencia a la madurez. Su mentor, ese padre que venía a ordenar el mundo, había muerto.

Pero hay otra muerte de Gambon de la que me gustaría acordarme. Una en una película de menor éxito popular, pero ciertamente notable. Me refiero a la obra maestra de Robert Altman: Gosford Park.


Gosford Park es una película sobre clases sociales y patriarcado. También es una película de época. Y una película sobre la crisis y descomposición de la nobleza en un nuevo tipo de sociedad de clases. Es una película sobre la tensión cultural entre Europa (Inglaterra más bien) y Estados Unidos. También es una película que reproduce las novelas de misterio con asesinato de Agatha Christie y parodia dichas novelas. Stephen Fry interpreta a un detective desternillante en medio de un drama de época muy serio. Y Michael Gambon interpreta al muerto. Bueno, durante una parte de la película interpreta al lord inglés, al noble patriarca en torno al cual gira toda la historia, pero en un momento dado se convierte en el cadáver, en el misterio. ¿Quién lo mató y por qué? La respuesta, ya lo he mencionado, es que lo mató la lucha de clases y la lucha contra el patriarcado. Gambon consigue crear un lord inglés tan efectivo como repugnante, tan carismático como autoritario.

Gambon murió estando en huelga, una huelga convocada por el sindicato de actores y actrices de los Estados Unidos a la vez que se desarrollaba la huelga de guionistas que terminó esta semana con un acuerdo histórico y una enorme victoria del sindicato que abre la puerta a un acuerdo también para el mundo de la interpretación.

La Inteligencia Artificial y su regulación ha sido uno de los elementos clave de la pelea de los guionistas y lo es también de los intérpretes. Los estudios pretenden, por ejemplo, utilizar la voz o el aspecto de los extras para alimentar con ella Inteligencias que puedan reproducir voces o los personajes al fondo, literalmente les están negando su herramienta de trabajo. Es un problema que no afecta sólo a los extras. Estas mismas semanas Stephen Fry denunciaba que se había utilizado su voz grabando los audiolibros de, precisamente, Harry Potter, para entrenar una inteligencia artificial que ahora reproducía su voz en un documental en el que él no había trabajado.

Algo parecido pasa con novelas y ensayos. Miles de obras de cientos de autores están entrenando las IA sin que ellos lo supieran y sin haber dado ningún permiso.

La victoria del sindicato de guionistas y la pelea del sindicato de intérpretes es una pelea por retener los medios de producción (en el caso de actores y actrices, su propio cuerpo) para que no sea reducido a datos, estandarizado y reproducido de forma infinita para seguir obteniendo beneficios.

Sería terrible que Gambon dejara de encarnar los papeles que ha encarnado y quedara atrapado, como Dumbledore bebiendo de la fuente infinita para encontrar el guardapelo de Slytherin, en una expropiación digital, que también afecta a nuestra memoria colectiva, del vínculo producido en una relación que es la del cuerpo, la atención y el paso del tiempo. Algo que tiene buena parte de su valor en su condición de caducidad, en su condición efímera.

Todos moriremos, pero deberíamos evitar convertirnos en contenido mientras tanto. Al fin y al cabo, no somos Horrocruxes y la pelea por no serlo, por mantener el dominio de nuestras herramientas de trabajo y los medios para reproducir nuestra existencia y seguir creando cultura son como en esa muerte de Gosford Park: lucha de clases contra señores feudales del siglo XXI.

Más Noticias