Carta con respuesta

Hijos únicos

La fama injusta que tiene "el hijo único" mucho tiene que ver con una más de las muchas mentiras estúpidas y encanalladas que trasmitía el franquismo para fortalecer la idea de fomentar las familias numerosas para el bien de su régimen. La fama del egoístas e insolidarios corrió rápidamente porque, como no había medios anticonceptivos al alcance de la inmensa parte de la ciudadanía, algo se tenía que decir para justificar los embarazos no deseados, y a la pareja que hacía por tener solo un hijo o hija y lo conseguía, por envidia o ignorancia se les denostaba diciendo que su descendencia iba a ser un niño "malcriado". Nada más lejos de la realidad, ¿o acaso no conocemos todos a alguna familia con más de un hijo, en el que alguno de ellos no tienen nada de solidario y generoso, sino que son unos verdaderos "tiranos"? A ver si de una vez evolucionamos, para que se deje de pensar que cuantos más hermanos o hermanas tengas, mejor persona serás.

MANU BALLESTEROS RODRÍGUEZ BILBAO

En general pienso que criarse con hermanos es saludable: uno se acostumbra a compartir, a no ser el protagonista y el centro de atención, a esperar turno, a discutir entre iguales, etc. De ahí no se deduce que los hijos únicos sean de peor calidad. Lo que no acabo de ver es su argumento. Si hablamos de tendencias generales, las excepciones no quieren decir nada. La igualdad es un invento, ¿o acaso no conocemos todos a alguna mujer obtusa?, etc. Si otra opinión resulta ser una "mentira estúpida y encanallada", y además franquista (¡ahí va lo que ha dicho!), que sólo se adopta "por envidia o ignorancia"... pues apaga y vámonos. El dictador promovía una política natalista: sí, igual que hace Zapatero con dinero contante y sonante. En todo caso, ¿a dónde hay que encaramarse para reclamar que el que piensa algo distinto tiene que "evolucionar" y dejar de pensar así?

Muchos admitimos que esta generación de nuestros hijos tiene un rasgo llamativo: no sólo hay más hijos únicos, sino que encima muchos tienen dos casas. Los papás y mamás, en general, hemos compartido habitación desde pequeños (y baño y juguetes y la atención de los padres). Entre nuestros hijos hay muchos que tienen cada uno, no sólo su propia habitación, sino dos: una en casa de mamá y otra en casa de papá.

Son formas de criarse diferentes y, ante eso, hay dos reacciones: el juicio inmediato y contundente o el esfuerzo (trabajoso) por comprender. Como decía Ortega: "con estos jóvenes sólo se pueden hacer dos cosas: o fusilarlos o intentar entenderlos". Elija usted.

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