Los amas o los detestas. Así son los callos, el mondongo, los menudos o tripas. Un plato que no acepta medias tintas. O lo tomas o lo dejas, divide las mesas, separa familias en comedores de incomprensión. Y eso que estamos hablando de una excelente fuente de proteína, porque es bajo en grasa, si bien en el colesterol no puntúa tan alto (está por encima de la media de muchos cárnicos).
Que los callos sean poco saludables, en realidad, se debe a nuestras preparaciones típicas. En España apostamos por el chorizo, la morcilla, el tocino... por la grasa saturada, la buena manteca. Se convierten así en bombas calóricas, pero no por culpa del callo en sí mismo.
Puedes probar con otras recetas en las que salen igualmente deliciosos y menos grasientos. Es el caso de los callos al curry. Un plato con un ojo puesto en el Oriente y otro en el Occidente, copiando a Asia y Latinoamérica.
Uno callos bien especiados, con clavo, comino, pimentón, y un toque picante. Solo tomate, cebolla, ajo, y caldo de ave o verduras. Si compras en el mercado los callos ya cocidos se prepara en un santiamén. Haces el sofrito, lo cargas de especias, y después cocinas los callos con el caldo. Echa un poco de maizena para que se ligue la salsa, agrega unos garbanzos cocidos si lo quieres aún más nutritivo, y tendrás unos callos sabrosos y más saludables.
Receta de callos con curry
Ingredientes 2-3 personas:
- 600 gr. de callos de ternera cocidos (cortados en tiras).
- 1 cebolla.
- 1 tomate maduro.
- 3 dientes de ajo.
- 1 guindilla de Cayena (opcional).
- 2 clavos de olor.
- 1/2 cucharada de curry (al gusto).
- 1/2 cucharadita de colorante (opcional, para darle color).
- 1 cucharadita de pimentón dulce o picante.
- 1 cucharadita de maizena.
- Un vasito de vino blanco.
- Una pizca de comino.
- Pimienta negra molida.
- 1 hoja de laurel.
- Aceite de oliva virgen extra.
- Sal.
1. Haz el sofrito:
En una sartén pon a calentar un chorro de aceite. Agrega la cebolla cortada en juliana y los dientes de ajo, pelados y cortados en láminas. Echa las especias (excepto el pimentón, para que no se queme, y la guindilla). Póchalo a fuego medio-bajo. Cuando la cebolla esté hecha, agrega el pimentón, la guindilla y el colorante, dale un par de vueltas, y añade inmediatamente el tomate triturado. Cocínalo hasta que se haga el tomate. Cuando empiece a secarse, echa un chorrito de vino de blanco y espera a que se evapore el alcohol. Añade una cucharadita de maizena y remueve.
2. Guisa los callos:
Agrega los callos, y remueve de nuevo. Rehógalos por unos minutos, y cúbrelos con el caldo. Cocínalos durante diez minutos (ya están cocidos, es solo para que se ablanden un poco más y tomen los aromas de la salsa). Puedes echarle un puñado de garbanzos cocidos. Comprueba el punto de sal y de las especias. Deja que reposen antes de servirlos. Sírvelos solos, o con arroz blanco cocido o cuscús.
Comentarios
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