Ponte en su lugar... Provienes de un animal salvaje (Gallus gallus) domesticado hace miles de años en el Sudoeste Asiático. Eres la hembra de un colorido y cantarín macho, que también las pasó canutas, pues los emplearon durante centurias para peleas en las que se apostaba dinero.
En algún momento, tu vida se juntó para siempre con la humana, llegando a ser por esta razón la especie de ave más numerosa del mundo. En términos biológicos, te fue bien; en términos de dignidad, no tanto. Durante milenios te criaste en cierto equilibrio, en corrales, bajo el sol, tocando suelo, más o menos libre, pero a partir de la industrialización el humano inventó un nuevo círculo del infierno...
Hoy son muchos los que piden que se termine lo que denominan como Edad de la jaula (Cage Age). Así es como la llamarían los animales si tuvieran Historia y hubieran desarrollado otra clase de lenguaje. Piden que la humanidad de un salto de empatía, que termine un sufrimiento que consideran innecesario. Europa lo está valorando. Hay países más decididos que otros. España parece aletargada en este asunto.
Una iniciativa europea consiguió en 2020 casi un millón y medio de firmas de 24 países para reclamar a la Comisión Europea una legislación que ponga fin a la cría en jaulas. Lo piden para las gallinas y otros seres sufrientes, para que se cumpla una transición prometida.
Denuncian que el actual sistema es obsoleto y cruel. Que los animales sufren si están enjaulados (algo que es obvio). Que 300 millones de ellos viven toda su vida encerrados en la Unión Europea. La Comisión Europea parece que ha escuchado la demanda y está preparando una legislación que podría en 2027 prohibir definitivamente las jaulas para gallinas ponedoras, cerdos, terneros, conejos, codornices, patos y gansos.
El Parlamento Europeo ya aprobó una resolución en 2022 donde se pedía la eliminación gradual de la cría en estos recintos. En España hablamos todavía del 73% de las gallinas ponedoras, somos de los países digamos que poco decididos (uno de los que tiene más jaulas en Europa).
Los cambios están siendo lentos, y la inflación actual no va a ayudar a acelerar el modelo. Como especie no hemos sabido todavía resolver el problema del bienestar y la economía, no parece que sepamos progresar sin dañar a los seres vivos y a nosotros mismos.
Esta misma semana la ONG Equalia, en colaboración con la FAADA (Fundación para el Asesoramiento y Acción en Defensa de los Animales) y el Eurogroup for Animals (EFA), han publicado su informe Gallinas en España: La transición del sistema.
En él se dice que la estadística les da la razón en esta petición, cada vez somos más empáticos: el 67% de los españoles estaría a favor de prohibir las jaulas para gallinas ponedoras, según una encuesta elaborada por la propia ONG.
Hablan de un concepto con futuro, acuñado por científicos de instituciones y universidades internacionales: One Welfare, un único bienestar, pues la salud de los humanos, de los animales, y el medio ambiente, están ligados. Sin ir más lejos, la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria ha advertido que la salmonelosis está vinculada a la cría de animales en espacios hacinados. Los patógenos celebran nuestra crueldad.
España es el tercer productor de huevos de la Unión Europea, por detrás de países como Alemania, que han prometido para 2025 dejar de utilizar las jaulas por sistemas alternativos. El otro gran productor es Francia, que también ha iniciado el camino en esta transición, si bien, sin tanto ahínco. Austria, Suiza y Luxemburgo ya tienen su mercado libre de jaulas, según explica el informe de Equalia.
En nuestro país el consumo es de 151 huevos per cápita al año, y la mayoría de ellos provienen de instalaciones industriales. "Entre 30.000 y 200.000 aves en baterías, de 4 a 8 pisos de jaulas, suelo inclinado de alambre, extracción de estiércol por cintas transportadoras, iluminación artificial y ventilación forzada", describe la ONG.
Ponte ahora de nuevo en el lugar de esa gallina criada de manera intensiva. Alambre inclinado, ventilación forzada... Tu instinto, sin embargo, sigue siendo parecido al de aquellas primeras gallinas que picoteaban el grano a orillas del río Nilo. Eres un animal de naturaleza gregaria, necesitas la compañía de otros y el movimiento. Un ser coqueto (te pasas el 13% de tu tiempo acicalándote). Necesitas nidificar para poner los huevos y te gusta dormir de noche en lo alto de los árboles. Tienes buena visión. Sobra decir que te gusta tener espacio y abierto... Tu esperanza de vida es de unos diez años, pero en estas condiciones apenas superas el año (te matan cuando dejas de ser fértil). A veces recibes golpes de trabajadores exhaustos y mal pagados, como denuncian periódicamente distintas ONG. La crueldad es una espiral, un sistema.
Ahora regresa al ojo humano. Si las vieras hacinadas, te darías cuenta de que muchas no tienen una pinta demasiado saludable. Denuncian en el informe que sufren osteoporosis, por falta de ejercicio y el tipo de dieta: se fracturan el triple que otras aves.
Presentan problemas en las garras y en ocasiones practican el picoteo entre ellas por el estrés, llegando al canibalismo. Para evitarlo, algunos granjeros les cortan el pico con un hierro candente (práctica permitida solo en aves menores de 10 días de vida). Se altera su ciclo con luz artificial en el recinto para que produzcan más huevos, generándoles graves alteraciones en sus cloacas. Malviven en ambientes industrializados, muy ruidosos, que superan los 80 dB.
Y ahora mirémoslo con el ojo de la economía... La industria del huevo cifra en 1.000 millones de euros transformar este modelo. Esto, aseguran, se verá además reflejado en el precio del producto. Las gallinas camperas y ecológicas cuestan entre un 18 y un 35% más que las mantenidas en jaulas (necesitan más cuidados, terreno, vegetación, y vigilancia para protegerlas de depredadores). Y debemos sumar el aumento del coste actual de los piensos, y los efectos de la gripe aviar (muy vinculada, sin embargo, al hacinamiento).
En el sector hablan de una tormenta perfecta y esperan ayudas en caso de que finalmente se prohíban las granjas por decisión de la Unión Europa. Los sistemas alternativos apenas se han desarrollado un 6% en nuestro país, si bien hay productores que han mejorado las condiciones de las gallinas en jaula, con perchas, nidales o baños.
Y ahora decide tú... Pon el ojo que más te guste. Los huevos van siempre marcados con un código, allí puedes saber ver si las gallinas han sido criadas en jaula o no. Si empieza por 0 (el primer dígito, antes del ES de España) son ecológicas (habrán tenido acceso a tierra, aire y espacio). Si pone 1, son camperas, se crían igualmente al aire libre, como las ecológicas, pero con peor alimentación. Si pone 2, están criadas en suelo, aunque encerradas en una nave o gallinero, con distintos niveles, y muchas de ellas sin ver la luz del sol. Si pone 3... recuerda cuando tenías ojos de gallina en este texto.
Comentarios
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