El Teatro del Barrio sigue apostando por un imprescindible teatro social en lugar del marchito entretenimiento burgués prevalente en la cartelera madrileña (y estatal). En este caso ha reservado un hueco los domingos para exponer la sobresaliente obra de Félix Estaire El antidisturbios. Esta pieza llega a la vez que otro artilugio de crítica y concienciación social diseñado por Alberto San Juan que se complementa a las mil maravillas con la obra de Estaire: la soberbia y rompedora Marca España.
Si lo que pretende el Teatro del Barrio es desenterrar una mirada o voz sepultadas por el discurso hegemónico, una suerte de contracultura como se entendió en los agitados años 60, una ofensiva contra la cultura predominante, lo está consiguiendo. Aparte de su clara apuesta por la Universidad del Barrio para compartir miradas disidentes sobre los procesos y tecnologías capitalistas de desinformación, la mayoría de sus propuestas escénicas son una verdadera clase magistral de la verdadera función del arte, la creación y la cultura en una sociedad sana: dar voz a la calle, analizar y deconstruir la sociedad que los mitos capitalistas ocultan, esconden y disfrazan de amabilidad.
Así en el último mes hemos podido disfrutar de la magistral Marca España, una suerte de collage social, un mapa de la creación de un discurso mentiroso vendido como la "marca España", en el que un grupo de actores más que notables nos va recordando momentos cruciales en la creciente construcción de esa campaña de marketing que cada vez más se va revelando como una campaña criminalizadora de los movimientos sociales, de las protestas, de la disidencia, de las alternativas a su criminal estafa antipersonas. Marca España es una creación de Alberto San Juan y se ve mucho de la fuerza de su deslumbrante Autorretrato de un joven capitalista español que ya aplaudí a rabiar en este blog.
Animados por la audacia renovadora del promotor de la cooperativa Teatro del Barrio, un grupo de actores va reproduciendo con brillante mordacidad discursos de algunos de los protagonistas de esta creciente quiebra social. Por un lado tenemos a los odiadores profesionales: Reig Plá y su tristemente famosa (y ridícula) homilía homófoba y misógina con "hombres nocturnos" y "mujeres que destruyen todo al abortar", o aquella bochornosa comparecencia de Soraya Sáenz de Santamaría en la que fingió sollozar (sin conseguir convocar una sola lágrima) por los desahucios, o la denigrante (para nosotros) petición del ciudadano Borbón, coronado rey por Franco, de un perdón resumido en ese infantil "lo siento, no volverá a pasar", o ese soberbio Cayetano Martínez de Irujo insultando a toda Andalucía y sus trabajadores en una entrevista con (un excesivamente protagonista en esta obra) Jordi Évole, o Rodrigo Rato riéndose de todos nosotros y de las víctimas de sus estafas, o Mariano Rajoy apareciendo, como no, en un plasma al fondo del teatro, o las criminales declaraciones del comisario de los Mossos Sergi Pla en otra entrevista a Jordi Évole... Por otro lado tenemos a los activistas, a las personas que intentan combatir este trágico cambio de modelo: Ada Colau eriza el vello en su comparecencia en el Congreso de los Diputados en la que llamó criminal al representante de la banca, o Diego Cañamero, magistral y valiente siempre, contando verdades en la cara del sistema. Por desgracia San Juan ha sentido la tentación de cerrar estas inspiradoras intervenciones contrapoder con una demagoga alocución de la tan de moda (y absurda) monja Forcades que retoza en un mar de generalidades, populismos y topicazos, restándole brillantez al resto de la obra.
Pero lo que quizás convierta esta función en algo digno de estudio es la puesta en escena y, sobre todo, los actores. En concreto las actrices que deslumbran con su dominio del registro cómico, dramático, el cante flamenco y el baile (alguna cuenta, en primera persona, su experiencia como desahuciada). Uno no da crédito ante el talento que San Juan ha reunido en esta obra. Y es que Marca España es una obra coral en la que intervienen nueve intérpretes: Marta Calvó, Alejandro Casas, Vanessa Espín, Ana Rayo, José Fernández, Annette Grzmil, Raúl Jiménez, Estefanía de los Santos (brutal, racial y visceral) y Pilar Gómez (admirable garra). El montaje surgió de un taller con actores el año pasado, en el que San Juan les interrogó sobre los temas que les preocupaban y les pidió que escogieran una escena real de la actualidad que les pareciera elocuente del momento por el que atravesaba el estado español. Así surgió esta función a flor de piel, pura entraña de actores. Para engarzarla, San Juan ha creado una transgresora puesta en escena que rompe todo los convencionalismos hasta el punto de hacer a una actriz abrir la puerta de emergencia y salir a gritar su monólogo-protesta en plena calle, escondida a nuestra mirada. Si a esto sumamos varios bailes flamencos, alguna comparsa verbenera y un cante jondo de calidad, nos encontraremos con la esencia de la verdadera marca España que esa mentirosa "Marca España" de los oligarcas del bipartidismo intenta ocultar.
Aunque la verdadera sorpresa de esta temporada barrial sea, sin lugar a dudas, una joya que la cooperativa de Lavapiés ha recogido muy acertadamente tras una exitosísima temporada en el Teatro del Arte el año pasado. Me refiero al descomunalmente conmovedor e inquietante El antidisturbios. El texto de Félix Estaire, que me confesó haber escrito en el 2009, "ya entonces sufríamos la agresividad policial, pero ha ido creciendo", es un complejo y difícil ejercicio de neutralidad que nos presenta la vida y sentimientos (o carencia de estos) de un policía antidisturbios o UIP que vive entre su devoción a su hija, a la que ha criado solo, y su trabajo policial. El conflicto entre una hija cada vez más cercana a los movimientos sociales y más crítica con su padre y el antidisturbios, atónito ante las protestas de las víctimas de su violencia ordenada, no se hace esperar en esta exquisita pieza de introspección humana y social. El texto es una verdadera joya, muy trabajado, medido y exquisitamente elaborado. Cuando le pregunté a su autor, Félix Estaire, sobre lo comedido de ciertos pasajes me contestó, con razón, que no quería caer en lo panfletario. Y lo consigue, es duro ver a retazos la humanidad de un antidisturbios que a ratos respira y a ratos asfixia bajo la soga de "cumplir órdenes" todo lo que hay dentro de él y a su alrededor.
Si en Marca España la labor actoral es sobresaliente, en esta sobria pieza de análisis humano no se puede tildar de menos que prodigioso el trabajo de los dos actores. Impresionante la labor de Eugenio Gómez que vence y convence a un público reacio a sentir la más mínima empatía con el policía. Eugenio tiene un peso, fuerza y humanidad en escena que arrebata. Pero no intenta con ello esconder la cara más oscura de esa máquina de obedecer que es el antidisturbios. Su debate interno entre la humanidad de su hija y la robótica deshumanización de su trabajo siembra la escena de destellos y sombras como lagos. Un notable intérprete de lo humano que te arrastra a su profunda verdad.
Habiendo tenido la suerte de charlar con él tras la función, me impresionó el rigor de su trabajo y la humildad con la que lo encara. "No conseguí acceder a ningún UIP que se saliese de lo formal así que utilicé esa obsesión por obedecer al superior y justificar todo con 'las órdenes' para creer en un personaje que me pillaba muy lejos". Nadie lo diría a juzgar por la credibilidad con la que ese solitario viudo y padre deambula por escena intentando justificar su violencia.
Perfecto contrapunto es Lucía Barrado, la actriz que da vida a la hija (en diversas edades) y a una terapeuta de la policía que hay que esforzarse en creer que es la misma actriz. Su interpretación de la hija es de una fluidez asombrosa y la sobria eficiencia de la terapeuta evidencia la versatilidad de una actriz sobresaliente. Es un placer ver el recital de interpretaciones que tanto Lucía como Eugenio despliegan en escena. Tras tanta actuación facilona y tramposa, presenciar la rigurosa labor de actores consumados y honestos es una alegría para el amante del verdadero teatro.
Podría escribir horas sobre esta función que me sorprendió y conmovió a partes iguales, un verdadero descubrimiento, pero creo que lo mejor que puedo hacer es recomendaros que os regaléis una mirada más que interesante al mundo y personalidad (o carencia de esta) de ese antidisturbios tan presente en este estado policial al que el bipartidismo nos está condenando. Quizás no consuele de los desmanes e injusticias que los reales ejecutan cada día, pero alivia saber que se puede respirar hondo y mirarlos desde la distancia. Por favor acudid uno de estos últimos domingos de abril a las 19:00 horas al Teatro del Barrio y sorprendéos con la belleza de pensar y sentir desde el patio de butacas. Un sobresaliente ejercicio de teatro social y humanista que nadie que esté en los movimientos sociales se debería perder.
Marca España de Alberto San Juan
Fechas > ÚLTIMAS FUNCIONES. 11, 12 y 18 de abril y 2 y 9 de mayo a las 20:00h
Precio > 14 € en taquilla, 13€ venta anticipada
Elenco > Marta Calvó, Alejandro Casas, Vanessa Espín, José Fernández, Pilar Gómez, Annette Grzmil, Raúl Jiménez, Ana Rayo y Estefanía de los Santos.
Puesta en escena y dramaturgia > Alberto San Juan
Producción > Víctor Solano
El antidisturbios de Félix Estaire
Duración > 70′
Fechas > Domingos 6, 13, 20 y 27 de abril a las 19:00h
Precio > 14 € en taquilla. 13 € venta anticipada
Elenco > Eugenio Gómez y Lucía Barrado
Dirección > Patricia Benedicto
Comentarios
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