Mi televisión y otros animales

Defensa de Telecinco

Paolo Vasile no tiene la culpa, pobrecico. Él sólo defiende su negocio como siempre le enseñaron a hacer y no olvidemos que es italiano. Acabo de mirar en Wikipedia por ver si tenía la suerte de que fuera siciliano (nació en Roma) y me entero de que es antropólogo de formación. Eso explica tantas cosas...

Hemos demonizado hasta el aburrimiento a Telecinco por el asunto de Julián Muñoz y nos hubiera hecho mucha ilusión que se hubiera estrellado con la cuota de pantalla de la entrevista. Y van y se desmarcan con un 20,7% de share. ¿De quién es la culpa, entonces?

- De Telecinco no. A las televisiones privadas españolas se les deja prescindir de la parte de servicio público que deberían cubrir al ser concesiones del Gobierno. Si les hemos dejado vía libre para no ser más que un negocio, un negocio han de ser. Allá con la ética de cada uno, ¿no?

Aquí ha mandado la ley de la oferta y la demanda: ellos necesitaban una materia prima que era Julián Muñoz y que por su escasez en el mercado se había puesto por las nubes. Y la pagaron religiosamente.

- Del público. Leo los datos de audiencia cada día y créanme si les digo que tenemos lo que nos merecemos. El clásico argumento de que "es que sólo ponen basura" no vale cuando vemos productos de calidad morder el polvo frente a otros más criticados. De cara a la galería.

Estamos de acuerdo en que la comida de algunas hamburgueserías no es precisamente la más sana, pero seguimos dándonos el capricho de vez en cuando. Y eso no es malo. La perversión llega cuando sólo engulles comida rápida y en menús de tamaño gigante. El efecto sería el mismo si sólo comieras fabada, ojo.

Se quejarán los gourmets de que los fast food han acabado con los buenos restaurantes. No es cierto. La verdad es que podemos comer muy bien, pero es más caro o no está tan a mano como llamar a Telepizza.

- De los anunciantes. El negocio de la televisión consiste en vender espectadores a los anunciantes. Telecinco ofrece mucha y, suponemos, a muy buen precio. En estos tiempos de crisis eso es en lo único en lo que nos fijamos en las etiquetas.

Los anunciantes se comportan como nosotros mismos cuando vamos a comprar calzado. Podríamos hacernos con buenas piezas pagándole un poco más a un zapatero de barrio o a la fábrica artesana correspondiente. Pero nos salen más baratas unas zapatillas montadas por niños esclavos en China, así que miramos para otro lado.

Sin embargo, cuando una empresa retira su publicidad de un programa por motivos éticos o morales, nos indignamos porque lo tomamos como una afrenta a nuestro derecho a la información.

- De la sociedad. La sociedad es la culpable y sociedad no hay más que una y a Julián Muñoz nos lo encontramos en la calle.

- De Julián Muñoz. Esto no lo digo yo, lo dijo un juez.

Para saber cómo fue la entrevista, se me visitan a Bob Pop, que tuvo el detalle de verla. Yo estaba cenando en un McDonald's.

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