Mi televisión y otros animales

Por qué odio a Serafín Zubiri

Pues porque me chafa todos los chistes. Hablamos de un señor invidente que en los castings de OT decía cosas como "en el escenario no estoy viendo a una chica de dieciséis años". ¡Por favor! Yo ya no puedo añadir nada a eso.

Por otra parte, también me da un poco de penica. Oyendo cantar a los aspirantes a la nueva edición de Operación Triunfo, me lo imagino diciéndole a Noemí Galera por lo bajini: "Pero si este es Bisbal" y "va, venga, que me habéis colado a Bustamante, que no soy bobo". En casa nos gustó mucho cuando la jurado veterana tenía que explicarle lo que pasaba a Zubiri. Por fin se hace accesible el programa a las personas de visibilidad reducida (ay, que me perdonen, pero tengo el lenguaje políticamente correcto oxidadísimo).

Volviendo a los estilos musicales, por decir algo: ¡todos  cantan exactamente igual! Con el dinero que tiene, Bisbal no tiene que volver a pisar un estudio de grabación. Puede contratar a uno de estos y convertirse en el Ana Rosa de los grammy latinos.

Por un prurito profesional de esos que me dan de vez en cuando, me tragué toda la gala-pregala de este martes. Ya he hecho más que Jesús Vázquez.

Como habrán imaginado, yo no soy exactamente público objetivo del programa. Hablando en plata: Operación Triunfo me aburre. Mucho. En la edición anterior poníamos a Risto y luego nos veíamos las cosas de las que hablaba en Internet o programas de zapping. Pero lo de los castings ya es lo peor: capellas horrorosas, infinitos repasos de la discografía completa de Whitney Huston y Aretha Franklin, el daño que le ha hecho Pitingo a la música... e interminables sesiones de catarsis personal. No entiendo por qué la gente cuenta sus traumas. ¿Lo hacen cuando  van a una entrevista de trabajo? ¿Explica este psicoanálisis garrafonero las elevadas cifras de paro en nuestro país?

Los concursantes tampoco me interesaron. Por su historia o su apariencia física ya sabías lo que iba a pasar: "este es el nuevo Bisbal, dentro; este es el chulito con buen fondo, dentro; ay, el feúco de esta edición, mírale; a este negro no le cogen, porque ya cogieron a otro; ah, pero no es la selección final, así que aún pasa". Y así. Sólo nos rompió la cadera una chica de exuberante envergadura (gorda) que no llegó a ser la nueva Rosa.

Hasta hubo momentos en los que nos pareció que no había frikis. ¿Qué interés tiene un programa de castings sin frikis? Elegir gente mediante audiciones es un rollo (salvo para algunos productores que tienen sofás en sus despachos). Si encima no puedes decidir tú, carece de todo sentido. Tú sí que vales por lo menos era variado y el jurado aportaba valor añadido. Por cierto, que uno de los que pasaron el corte ya había coincidido con Noemí en ese programa. Aún no sé cómo valorar el tour de este chico por todos los programas de castings. Le veo aprendiendo a bailar, por si acaso.

Un detalle feísimo fue elegir Russian Red para poner música de fondo en una de las piezas. Si algo hay opuesto al fast-fame que ofrece operación triunfo es el prestigio casero que se ha cocinado Lourdes Hernández. Pero si Ramoncín puede ir al Viñarock, cualquier cosa puede ocurrir...

 

Yo también pongo a Russian Red si me da la gana, hale

Como no quiero que me acusen de hipercrítico, voy a acabar con el mayor acierto de la productora: poner a ex triunfitos micro en mano por los distintos castings. Más allá de lo lamentable que es Guillermo (y lo es), destaco uno de sus comentarios. Decía este hombre de fulgurante carrera musical que estos castings son el primer paso para que los candidtaos puedan alcanzar su sueño. Teniendo en cuenta que él pasó esas pruebas y ahora se dedica a hacer (mal) de reportero de calle, ¿no les parece una ironía excelsa?

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