Trabajar cansa

Consume, aunque sea poquito

"Te ayudamos a que te salgan las cuentas. Ven y llévate tu menú familiar para toda la semana por sólo 28 euros" -Campaña Menú Familiar por 1€ al día-  

                          

Un dólar al día es la frontera que Naciones Unidas establece entre la pobreza y la miseria extrema, la línea del hambre para millones de personas que sobreviven con menos de un dólar diario. Siempre nos hemos preguntado cómo puede alguien comer con tan poco. Ahora nos enteramos que no sólo puede alimentarse, sino que incluso puede hacer la compra en el súper de nuestro barrio.

Como ya habrán visto la publicidad, supongo que conocen la campaña: la mayor cadena de hipermercados ofrece en sus tiendas la posibilidad de comprar comida suficiente para que una familia coma durante una semana por sólo un euro al día por persona. Si lo han visto en detalle, comprobarán que evidentemente el menú no es muy exquisito, ni tampoco muy saludable. Pero cumple, y da de comer por el mínimo.

No es la primera compañía que convierte la crisis económica en motivo publicitario. Cada vez más empresas se muestran sensibles a las estrecheces, como ese fabricante de muebles sueco que en sus anuncios hace que el regreso al hogar familiar del hijo mayor -tras quedarse en paro, suponemos- se convierta en una fiesta.

Mientras cada vez más personas recurren a comedores benéficos o rebuscan en los contenedores a las puertas de esos mismos hipermercados, los vendedores adaptan su oferta a las circunstancias. Aparte de la buena imagen que consiguen, el objetivo es no perder ni un cliente, por apretado que esté, no sea que el día de mañana, cuando se le pasen los aprietos, ya no vuelva. Y de paso demostrarnos que, por muy mal que uno esté, no pierde sus derechos –y obligaciones- como consumidor, y no tiene que renunciar al inigualable placer de conducir un carrito por los pasillos del híper.

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