La trama mediática

Todavía sigue la fiesta en el PP

Puñetazo en la mesa, cara de malas pulgas, repetición por ocho veces de la palabra inadmisible y remedo de Escarlata O'Hara, poniendo a Dios por testigo de que no habrá próxima vez. ¿Ha colado la interpretación de Mariano Rajoy ante sus huestes tendentes al verso libre? Enseguida verán que no, pero de saque les sirvo la excepción. El editorialista de La Razón, que cree en los Reyes Magos, da por clausurada el tiempo del mal rollito: "Rajoy ha actuado con gran acierto y ha impuesto la autoridad con la que el propio partido le ha investido. Sin aspavientos, pero con la contundencia adecuada".

ABC quiere pensar lo mismo, pero a su editorial feliciano se le ven entre las costuras las ganas de que no se vayan de rositas los enredadores. Lean: "Empieza un tiempo de prueba para las lealtades internas, especialmente de quienes han incendidado el bosque para, según dicen, ayudar a Rajoy". La versión en román paladino de eso mismo corre a cargo de Ignacio Camacho: "El divisionismo cainita es un mal endémico de la derecha española, que se desangra en intrigas de personalismos atrincherados en búnkeres y camarillas. La permanente querella interna del Partido Popular no es tanto un problema de liderazgo como de fulanismo; no es un debate de autoridad, sino un conflicto de lealtades". Si él lo dice...

El Mundo no traga

En estas llega El Mundo, eternamente insatisfecho, a pedir taza y media de bronca gaviotil. "Lo que tal vez necesite el Partido Popular sea un debate interno más vivo y sincero en todo sus órganos de dirección", dice su editorialista antes de dictar como veredicto que, como dijo el defenestrado Ricardo Costa, la fiesta nunca termina en el PP: "Seguramente Rajoy está satisfecho de este puñetazo encima de la mesa, pero se equivoca si cree que hay un antes y un después de este comité. Hay problemas de fondo que siguen ahí".

Para certificarlo, también en El Mundo, Federico Jiménez Losantos hacía ayer acopio de toda su inquina rajoyesca y no dejaba sin tocar ni un pelo de la barba del baranda de Génova. Miren qué calibre gastó: "El líder del PP miente como respira y no se le nota siquiera el esfuerzo". El feroz ataque, como ya imaginan, era en realidad una defensa de la que también para el turolense es la única e insustituible lideresa del ultramonte. "Lo de Rajoy con Aguirre es un caso de misoginia para el psiquiatra. No sé si la odia más que la envidia", disparaba con tinta Losantos.

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