Al sur a la izquierda

Defensa de un hombre decente injustamente expedientado

Cuando la información llegue a manos de Manos Limpias, el célebre sindicato sin afiliados no tendrá piedad de él. No querría estar en la piel del pobre tipo. Él es ni más ni menos que Manuel Blanco, un funcionario de la agencia pública andaluza IDEA al que la Consejería de Economía acaba de notificar hoy mismo su despido disciplinario tras haber constatado que Blanco "copió, sustrajo, alteró y destruyó documentos" de la empresa.

La rencorosa Administración andaluza, que preside José Antonio Griñán, no ha querido tomar en consideración las fundadas alegaciones del interesado, que declaró en su momento que sí, que vale, lo admitía, copió los documentos, en efecto, pero lo hizo, ojo al dato, para "trabajar desde casa" y si luego lo archivó todo todito todo en un disco duro y lo entregó a la Guardia Civil fue para favorecer la investigación de la jueza Mercedes Alaya sobre la trama de los ERE fraudulentos. ¡Así paga Andalucía a los funcionarios que se llevan trabajo a casa! ¡Así a quienes se desviven por el bien público! ¡Así a quienes persiguen la corrupción venga de donde venga!

La sospecha de la Administración socialista de que dicha información confidencial se la facilitó también al Partido Popular y posiblemente a los periódicos que la publicaron no consigue sostenerse ni siquiera como mera sospecha. Pero es lo que pasa siempre en este país. La historia se repite. De nuevo la leyenda negra persiguiendo a los mejores. Le pasó a Felipe II hace cinco siglos y le ha pasado ahora a Manolo blanco. De nuevo circulan impunemente las insidias y las medias verdades, de nuevo los bulos, las maledicencias, los envenenados rumores dirigidos a desacreditar la benemérita labor de un hombre cuyo único pecado ha sido ese que pocos se atreven a cometer hoy en este desventurado país: el pecado de ser demasiado justo, demasiado bueno y demasiado necesario, el pecado de jugarse su propio puesto de trabajo en aras del bien público, el pecado de sacrificar su carrera profesional en los comprometidos altares de la Verdad y la Decencia.

Pero eso es lo que dicen todos, pensará para sí mismo Manos Limpias, implacable con las conductas impropias vengan de donde vengan y beneficien a quien beneficien. ¿Que en esta ocasión el beneficiario de la traición de Blanco ha sido el Partido Popular, para quien el escándalo de los ERE es algo así como el gordo de la lotería de Navidad, un pasaporte a la felicidad? Se siente. Un sindicato independiente es un sindicato independiente y allá donde esté la injusticia, la deslealtad o el juego sucio Manos Limpias acudirá raudo para restablecer la justicia, la lealtad y el juego limpio.

Y aun así, todavía habrá malpensados que crean que Blanco actuó por interés propio y no por el bien de Andalucía, España y la Humanidad. Pues bien, callémosles la boca de una vez. A ver qué dicen a esto: la prueba más incontestable de que Blanco es un ciudadano ejemplar y un funcionario modélico es que el mismísimo alcalde de Sevilla, el popular Juan Ignacio Zoido, decidió personalmente nombrarlo gerente de la empresa municipal Mercasevilla apenas unas semanas después de que fuera expedientado por la Junta de Andalucía tras ser acusado, sin duda falsamente, de sustraer documentos. ¿Y ahora qué? ¿Ahora qué dicen quienes todavía albergaban alguna duda sobre la intachable conducta de Blanco? Que contesten, con el corazón en la mano, a esta sencilla pregunta: ¿acaso el alcalde de Sevilla, que además es juez en excedencia, ¡ojito, juez en excedencia!, acaso Zoido habría tenido el atrevimiento y aun la temeridad de situar al frente nada menos que de una de las más importantes empresas públicas de Sevilla a un hombre sobre cuya conducta profesional cupiera albergar la más remota sospecha de deslealtad? La pregunta, amigos míos, no necesita contestación. Se contesta sola.

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