Al sur a la izquierda

El hombre al que nadie le pedía la dimisión

 

El director general de Empleo de la Junta Daniel Rivero va a pasar a la historia política de Andalucía como el primer alto cargo imputado al cual nadie le pedirá su dimisión. Por una vez el inoperante y vengativo Dios de los Políticos sale en auxilio de uno de los suyos y obra el milagro de que nadie le reclame que deje el cargo. Por esta vez Dios estaría escribiendo recto con renglones torcidos porque probablemente Daniel Rivero no merece estar imputado por haber autorizado pagos de una póliza de prejubilación para 26 trabajadores suscrita ¡cuatro años antes! y en la cual había dos intrusos que, en opinión de la jueza Alaya, Rivero tendría que haber detectado. Razona la jueza que en la resolución firmada por Rivero se decía que su Dirección General tenía "el expediente completo de tramitación de la ayuda, del que se deduce inexorablemente que fueron 24 y no 26 los trabajadores despedidos, por lo que pudo deducir fácilmente que los otros dos no pertenecían a Surcolor".

 

Las razones por las cuales Alaya entiende que la expresión "deducir fácilmente" es aplicable a esos hechos no son razones que, a su vez, quepa deducir fácilmente. Es como si, dado que el PP le envió a la jueza unas semanas antes la documentación en la que ella se ha basado para redactar este último auto, dando así por buenos a sólo dos meses de las elecciones los argumentos del partido más beneficiado por el caso de los ERE en general y por este último auto en particular, de todo ello concluyéramos que se "puede deducir fácilmente" que la jueza actúa en connivencia con el PP. No sería un razonamiento suficientemente fundado. Si aceptamos "Rivero como alguien que estaba en el ajo" tenemos que aceptar "pulpo como animal de compañía", y eso es mucho aceptar.

 

Pero he aquí que la historia judicial del PP ha venido en auxilio de Rivero. Cuando en el partido conocieron su imputación debieron pensar que les caía un regalo del cielo, otro más, y que había que pedir su dimisión de inmediato. En eso estaban cuando de pronto su gozo en un pozo: el aguafiestas de turno advirtió que el alcalde de Alhaurín el Grande, el gran Martín Serón, había sido condenado por cohecho unas semanas antes y el PP aún no le ha pedido que dimita. Y tampoco IU puede pedir la dimisión de Rivero porque su candidato por Sevilla en las municipales, Antonio Rodrigo Torrijos, también fue imputado por Alaya poco antes de los comicios y la dirección de IU tampoco le pidió su dimisión. Pregunta final: ¿pero debería o no debería dimitir Rivero? Debería, sí, debería.

 

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