Puntadas sin hilo

Contra casi todos los lectores

 

 

A pesar de las dos espantosas y perniciosas frases del Jefe de la Iglesia Católica, Benedicto XVI, afirmando en una que se debe luchar contra la ciencia sin límite, y la otra instando en la despedida a que España progrese sin renunciar a su alma católica, con cuestionamiento de la Constitución española, ya es triste que lo que verdaderamente quede en el recuerdo del viaje sean las cargas de la policía contra jóvenes que se manifestaban para protestar, con la anuencia del Gobierno, y el gozo de la derecha política y de las autoridades eclesiásticas.

Pero es terrible comprobar cómo el viejo refrán Piensa mal y acertarás se impone a la universalmente admitida presunción de inocencia, una de las mayores conquistas de la civilización y de la libertad humana.

Con motivo de esas cargas policiales, la mayoría de los lectores condenan a la policía sin paliativo ni más razonamiento que unos vídeos. Si les dices que debe ser un juez quien investigue ante denuncia y condene y no ellos, replican que ya conocemos cómo son los jueces españoles, y que España es uno de los países de Europa en que más se tortura, amparándose en informes sin validez probatoria, y como si fueran los jueces y no la policía o Guardia civil quienes supuestamente torturan. Incluso hay quien dice que ni jueces ni leches, que basta con los vídeos. A su vez afirman que no denuncia nadie por temor a la policía tras cuarenta años de dictadura y las represalias que puedan tomar contra el denunciante. Cuando, rápido o no, el PSOE pide también que se investiguen los hechos, contestan que es por no perder votos, y que de todos modos la investigación abierta por el Ministerio del Interior es un trámite y farsa que ya se sabe cómo va a acabar. Es un caso clamoroso de condena fulminante, sin derecho a investigación y prueba, ni a un juicio con garantías,  y sin conceder la menor posibilidad a la mencionada presunción de inocencia. Y si el juez archivara, sería deshonesto, y si los jueces que viesen los ulteriores recursos archivaran, también serían deshonestos y, por tanto, prevaricadores.

A eso sí que le llaman democracia y no lo es. Aunque los vídeos fueran falsos o manipulados, les daría igual: condenados. Negar las normas elementales de la democracia nos convierte en antidemócratas.

Yo no digo en ningún caso que no haya que investigar; todo lo contrario, creo y exijo en mi modestia que se investigue. Pero por quien tiene facultad para ello, los jueces. Facultad que les hemos otorgado nosotros, los ciudadanos. Y deseo firmemente que si  los policías son culpables penalmente se les condene con dureza. Es más: creo que si el Ministro del Interior se refugia en la imposibilidad de identificación de los policías sospechosos, aun en el caso de una fuenteovejuna policial, debería dimitir. Pero sin esa investigación contrastada, me sentiría justiciero y violador de los derechos de todos, y con mi conciencia en entredicho.

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