Puntadas sin hilo

Los impuestos

 

 

El lector Caristios sugiere que tratemos el tema de la subida de impuestos, antes de llegar al 20-N y para conocer las posturas de los partidos políticos. Me parece muy interesante, aunque como en tantísimos otros temas, no soy muy experto en éste. De modo que diré unas pinceladillas con mi opinión, para dar paso a las de ustedes, esperando que no sean ni muy prolijas y complicadas, ni tampoco excesivamente populistas y simples.

Todos los partidos dicen que no los van a subir, pero luego los suben, aduciendo circunstancias e imprevistos.

Los que dicen que sí los van a subir tampoco los suben, porque la gente se asusta y no les vota.

Los economistas, sean premios Nobel o no, da cada uno una versión distinta sobre la conveniencia o no de subirlos o reducirlos.

Los ciudadanos que podríamos llamar de derechas estiman que no se deben subir. Los ciudadanos que podríamos llamar de izquierdas dicen que sí, pero solo los de los ricos.

Los ricos, en lo más grotesco e hipócrita que he podido leer en los últimos tiempos, discuten, o dicen que discuten, entre ellos los españoles, que los hay y riquísimos, sobre la conveniencia de que se los suban a ellos, a fin de ayudar a salir de la crisis mundial que padecemos, y que ahora mismo la nueva directora del Fondo Monetario Internacional dice que se va a acentuar inmediatamente, dando paso a una nueva recesión mundial, y que hay que ahorrar más en el gasto o déficit hasta caer, quienes no sean riquísimos ni ricos, en la casi consunción vital o miseria intensa. Hasta que no se pueda reducir ni un euro más para no caer desfallecidos. Y, finalmente, hay quien dice que los ricos se plantean esto en una maniobra maligna, porque si no ceden algo le verán las orejas al lobo de la disminución (provisional) de su riqueza.

Mi opinión, intuitiva y no economicista, es que nadie debe pagar más del treinta por ciento de sus ingresos, o mejor dicho, ganancias. Pero eso sí, el que defraude un solo euro deberá pagar una multa de cien veces lo defraudado, e ingresar en prisión sin posibilidad de conmutación. Y sin que sea permitido ni el juego anticiudadano del dinero negro o de los cambalaches en sociedades, conocidísimos por los gobiernos, pero que no combaten ni los de derecha ni los de izquierda relativa, léase PSOE. Creo firmemente que un país que no es capaz de controlar su fraude fiscal no es un país serio, y en este sentido España no lo es. Se sabe que la economía sumergida asciende a 245.000 millones de euros, el 23% del PIB. Con la carga fiscal actual, esos 245.000 millones producirían 38.000 millones, con lo que no habría déficit, y el nivel de deuda caería por debajo del 40% del PIB. Así que no vengan con mandangas de subidas de impuestos.

Con esto intuyo que bastaría para atender los gastos de unos presupuestos sensatos, y acordes a nuestra economía.

Ello en cuanto a los impuestos llamados directos, que han de ser mínimos o nulos para quienes menos ganen, y progresivos a partir de ahí.

En lo referido a los impuestos indirectos, que pagan por igual todos los ciudadanos en función del consumo, IVA, alcohol, tabaco, gasolinas, creo que no se deben subir más, aunque sea lo más tentador y fácil para los gobiernos, y especialmente en el IVA, que es el impuesto rey, y el que más golpea a los ciudadanos con menos posibilidades, por mucho que reduzcan su consumo de bienes. Como con los otros impuestos, creo que es cuestión de una gestión cuidadosa por parte de los gobiernos, y una efectiva reducción del despilfarro y descontrol del gasto, al que esos gobiernos son bastantes más proclives que los ciudadanos, y que las muchas familias que no se han excedido en absoluto en sus gastos, y ahora y sin saber por qué sufren esta aberración y avaricia que los fuertes y los indecentes de la Historia han originado.

¿Soy muy ingenuo, ignorante y optimista?

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