Puntadas sin hilo

Punching ball Rajoy

Hoy ha quedado visto para sentencia en Madrid un juicio contra un escultor que modeló un punching ball con la cabeza de Franco. Pero me parece que no se puede boxear contra ella, sino que es una escultura inmóvil y no está colgada de ningún gancho al modo en que los boxeadores se entrenan contra una especie de balón de rugby, llamado punching ball, que es más ligero que el saco de tierra. No creo que haya condena. Si se puede hacer un programa de televisión inventando el 23-F o un juego de videoconsola en que la Guerra Civil española la gana o pierde quien quiera el jugador, a ver qué razón puede haber por hacer punching con Franco o con quien sea.

Y es posible que surja la moda de los punching balls con diseños de cabezas de personajes conocidos contra los que podríamos descargar nuestras iras y aversiones al tiempo que nos mantenernos en forma. Imagino, además, que serían baratos, sobre todo fabricándolos en serie. Por diez o doce euros podría usted comprarse uno con la cabeza, por ejemplo, de Rajoy e hincharse a darle puñetazos en lugar del yoga. O quien usted quisiera, simplemente porque no le cayese simpático. Botín, Messi, Miguel Blesa, quien le apeteciese, siempre que fuese personaje público y por tanto sometido a crítica. Incluso el Rey, que no creo que fuese delito haciéndolo en el cuarto de los niños de tu domicilio. Por supuesto, Gallardón, Wert, Montoro y Fernández estarían entre los más vendidos Y si se compra el Gobierno en pleno, te harían buena rebaja por el lote. Aunque no sé si sería fino y admisible hacer punching contra caras de mujeres, Mato, Cospedal, Botella, Báñez, Rosa Díez y hasta Toñi Moreno, la presentadora de Entre todos, el programa de caridad de TVE. Quizás no, con ellos tendríamos bastante para apaciguarnos, Artur Mas, Rouco, Rubalcaba por supuesto, una larga lista para una terapia innovadora. Nos mantendríamos sanos y ágiles, y liberaríamos tensiones.

Yo desde luego el primero que me compraría sería el de Rajoy. Una hora dándole puñetazos en la barbilla levantaría la moral de cualquiera y aplaca más que la música. Como los inventores españoles de chapuzas son fantásticos y altamente ingeniosos, supongo que al poco tiempo los fabricarían con sonidos del receptor de los guantazos, con la posibilidad de dejarlos K.O. Tumbar a Rajoy con un uppercut antes del desayuno sería fascinante. Te duchabas y te quedabas como nuevo. Lo malo es que por la noche, al volver de buscar trabajo, el tipo seguía allí, colgado del gancho y burlándose de ti. Pero antes de irte a dormir le arreabas tanto y con tal furia que te cargabas el aparato y salía volando por la ventana, que tenía forma de urna.

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Gota CHINA: ¡Y pensar que yo salí a pedir con una hucha que era la cabeza de un chino para salvarlos! Ahora ha sido el Gobierno el que ha salido, anulando le Ley de justicia universal en un día, trámite de urgencia y lectura única para que los chinos no se cabreen con nosotros.

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