Asuntos & cuestiones

Los que amamos la paz

Existe una extraña y siniestra relación entre el PP y el terrorismo, encuentra en él una trinchera política, una fuente de reafirmación patriótica que le genera una dependencia patológica. Recuerdo cómo recibieron Rajoy y Aznar la noticia de la anterior tregua de ETA. Se encontraban en un acto público que un programa de televisión para el que trabajaba estaba cubriendo. Mientras todas las fuerzas políticas celebraron aquel anuncio con la esperanza, más tarde frustrada, de que fuera cierto, los líderes aludidos reaccionaron de una forma sorprendente. El primero se negó a hacer declaraciones, ni siquiera de desconfianza, se quedó sin palabras ante una noticia tan esperada, de tanta envergadura. Al segundo, directamente, se le desencajó el rostro y salió del acto por la puerta de atrás de forma clandestina. Con sus actitudes delataron una realidad descorazonadora: "No deseaban que ocurriera tal cosa".

Tras un periodo de incubación, explicaron las razones de su malestar: habían sido traicionados con negociaciones secretas, pero a pesar de tal condición parecían conocer el contenido de las conversaciones que resumieron en liberación de presos, cesión de Navarra al País Vasco, desprecio y humillación de víctimas del terrorismo y otra sarta de sandeces a las que uno no termina de acostumbrarse y que se han convertido en la letanía que marca su agenda y discurso cada vez que la banda emite un comunicado.
Ahora convocan una manifestación porque ETA anuncia otra tregua. Vuelven las virulentas e insanas reacciones que provocan estos anuncios y la desesperanza de aquellos que desean que pasen estos tiempos de baja política miserable.

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