Buzón de Voz

Un respeto al sindicalismo... y a los paganos

Vaya por delante la obviedad: se puede ser sindicalista, de izquierdas, con una biografía de luchadora antifranquista y conseguir un estatus económico sólido e incluso privilegiado. Ni la más mínima objeción. Estaría bueno que a estas alturas sólo tuvieran derecho a progresar quienes ya nacieron con la almohadita bien forrada.

No se discute eso. María Jesús Paredes, máxima responsable de Banca de Comisiones Obreras y uno de los principales bastones en los que se apoya su líder José María Fidalgo, puede ser propietaria de los chalés, pisos y coches que le venga en gana. Quizás sus conocimientos financieros, la suerte o un tío en América le permitan incluso pagar mensualmente hipotecas  por valor de más de 3.000 euros con la nómina que suman ella y su marido, ambos administrativos bancarios y sindicalistas liberados. Todo puede suceder en esta corte de los milagros.
Lo que no puede ser, en ningún caso, es que María Jesús Paredes y José María Fidalgo consideren que tal asunto pertenece a la esfera privada y que no ha lugar a ofrecer las explicaciones que les exigen desde la propia organización sindical. CCOO se financia fundamentalmente de los Presupuestos del Estado que pagamos todos y de las cuotas que abonan sus militantes. Cuando uno "se libera" para defender los derechos de los trabajadores, lo mínimo que debe demostrar es un respeto a los representados. Y, de paso, al resto de los paganos.

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