Realpolitik

Memoria climatológica electoral

Los seres humanos tenemos serios problemas con dos tipos de memoria muy concretas, la climatológica, esa que cada 20 de julio hace exclamar a los más viejos del lugar, taza de gazpacho en mano, que nunca habían visto un verano tan caluroso, y la electoral, esa con la que convertimos en históricos datos electorales que en realidad no lo son demasiado.

De la climatológica poco tengo que decirles, a mi cuando el termómetro baja de 15 grados ya me parece vivir en el polo sur, pero sobre la memoria electoral creo que conviene hablar.

Si les doy a ustedes la fecha veinte de noviembre de 2011, ¿A que les suena? No me hagan trampas, crezcan un poco y superen la tentación de mirarlo en la Wikipedia.

¿Poca cosa, verdad?, algunos de ustedes recordarán entre brumas unas elecciones y los más cafeteros una victoria electoral del PP de Mariano Rajoy sobre el PSOE de Zapatero. La prehistoria, vamos.

Corrían los oprobiosos tiempos del bipartidismo, ese malvado invento que han aportado a nuestro país el periodo más largo de estabilidad política, libertad y justicia social desde Don Pelayo, y el Partido Socialista recibió su (hasta el momento) peor humillación electoral obteniendo 110 diputados y un porcentaje de voto del 28,76%. Terrible.

Ahora les propongo que miren en este estupendo gráfico de Europa Press el resultado porcentual del PSOE en las últimas elecciones:

Evolución del voto del PSOE.
Evolución del voto del PSOE.

Efectivamente, un 28,68%, décimas por debajo del resultado de 2011. ¿Sorprendente, no es cierto?

Evidentemente ni quiero minimizar la victoria de Sánchez, que en un escenario complejo ha conseguido construir una victoria electoral impensable sólo hace escasos meses, mordiendo con saña sobre la división de la derecha in partes tres, que decía Julio César en el libro primero de su "guerra de las Galias".

Y con las cosas así dispuestas, sin aspavientos y en su justa proporción tras tomar las medidas correctas con la escuadra y el compás de los buenos constructores cabe comenzar a poner la cabeza en la siguiente batalla, la que dentro de un mes va a definir quién va a gobernar la mayoría de los pueblos, ciudades y comunidades autónomas de nuestro país, esto es, una parte muy mollar de los presupuestos del estado y casi todas sus capacidades sociales incluyendo sanidad y educación.

Y para este lío que viene solo un dato: Si extrapolamos los resultados de las elecciones generales a autonomías y grandes ciudades (cosa que sabemos que no se debe hacer pero que resulta un divertimento interesante), una coalición de las 3 derechas gobernaría en la mayoría de ellas con cierta holgura.

Madrid, Castilla La Mancha y Extremadura incluidas.

Y para eso no va a bastar ni con un 28% ni con un vaso de gazpacho, por muy fresquito que esté.

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