Dominio público

Barcelona: confluencia, ¿por qué y para qué?

David Cid

Coordinador de ICV de Barcelona

David Cid
Coordinador de ICV de Barcelona

En Barcelona está germinando un proceso que representa una novedad en todo el Estado español. Quizás un ejemplo de lo que debería ocurrir en muchos lugares. Un posible proceso de confluencia que abarca desde una dimensión ciudadana a otra vinculada a organizaciones políticas. El proceso es ya en sí mismo una novedad —lleno de dificultades, no nos engañemos—, que no llama a la unidad sino a la confluencia de los diversos actores y que, por lo tanto, debe valorar la diversidad como un factor positivo.

Tras el surgimiento de este llamamiento a la confluencia por parte de Guanyem Barcelona, se ha generado un "apasionado" debate, sobre todo en las redes sociales, sobre qué actores podrían formar parte de la misma, y especialmente sobre el papel de ICV-EUiA en este proceso. A mi modo de ver, el debate es algo extraño, pues debería estar centrado en si todos los posibles actores de esta confluencia compartimos qué hacer en caso de alcanzar el gobierno de la ciudad y cómo mejorar las condiciones de vida de la gente que hoy lo está pasando mal, especialmente en los barrios cercanos al Besòs, castigados por el paro, los desahucios, cortes de luz y agua... y olvidados por el actual Gobierno de Trias.

Pero lejos de rehuir el debate, entremos en él. Algunas preguntas son clave: ¿es el Gobierno de Trias igual al Gobierno de izquierdas?, ¿qué valoración hace ICV-EUiA del anterior Gobierno?, y ¿es esta una apuesta táctica o ICV-EUiA se sitúa en una nueva etapa?

Vayamos por partes. El Gobierno de Trias es una pesadilla para la ciudad y especialmente para la gente que vive en los barrios populares. Lo que ha sucedido en estos tres años de Gobierno de CIU, sustentada especialmente por el PP, pero en ocasiones también por el PSC y por ERC, ha supuesto avanzar a velocidad de la luz hacia el modelo de ciudad que se acerca claramente al de Madrid o Valencia. Muchos son los ejemplos, quizás vale la pena citar sólo uno simbólico: Barcelona es hoy una gran terraza, el gobierno de la ciudad está subastando todas nuestras plazas. Barcelona, una terraza; Catalunya, un casino.

Y otro más material: Barcelona, como advierte la FAVB, se fractura. Las desigualdades crecen entre los barrios más pobres y los más ricos, que son cada vez más ricos, y el alcalde que se autoproclamaba de las personas se gasta el dinero en los barrios bien: sólo en la reforma de la Diagonal y el Paseo de Gracia, 28 millones de euros.

¿Quiere decir esto que el Gobierno de izquierdas, especialmente en los últimos años, funcionaba como un reloj, que no se cometieron errores? No. Existieron y por ello la derecha fue capaz de llegar al Gobierno. Desde ICV-EUiA no pudimos o no supimos frenar la deriva de un partido socialista que, desde el Fórum de las Culturas a la ordenanza del civismo —acordada, por cierto, con la derecha y con nuestro voto en contra—, equivocaba las prioridades y buscaba acuerdos puntuales con CiU. Pero también hubo aciertos, priorizando la inversión en los barrios populares. Negarlo es negar la realidad y no explicaría cómo ICV-EUiA salió del Gobierno municipal con el mayor respaldo electoral obtenido hasta la fecha.

Nos pudo evitar o intentar retrasar lo que sucedería si CiU llegaba a gobernar la ciudad. Y hemos visto nuestras previsiones cumplidas. Éste sí es un debate realmente interesante a tener: ¿gobernar cómo, para qué, con quien y para quién? Porque si queremos ganar para transformar, queremos gobernar. Aunque también hayamos aprendido que gobernar no es tener todo el poder.

En segundo lugar, ¿es esta una apuesta táctica? La respuesta también es no. En 2011 se cierra una etapa, y no la cierra el resultado de las elecciones municipales, lo hace el 15-M, surgido antes incluso de conocerse los resultados electorales.

ICV-EUiA ha abierto desde 2011 una nueva etapa. En primer lugar, acertamos escogiendo a Ricard Gomà como nuestro cabeza de lista. No un político al uso, un profesor universitario de políticas públicas de la UAB, referente teórico y también práctico de las políticas sociales, reconocido por la entidades que luchan contra la pobreza en Barcelona por ser quien más y mejor ha desarrollado estas políticas desde una institución pública. Cierto, no acabamos con la pobreza provocada por el sistema capitalista, pero luchábamos contra ella, cosa que ahora no sucede.

Y abrimos una nueva etapa, que no habría sido posible sin Ricard Gomà, porque decidimos que viejas fórmulas ya no servían. Desde el primer día hemos sido la única oposición al Gobierno de Trias, y hemos construido desde los barrios una dinámica de trabajo que nos ha permitido dejar atrás al PSC en la últimas elecciones europeas. No vale, pues, volver atrás.

¿Suficiente? No. Por eso desde hace mucho tiempo le hemos explicado a quien no ha querido escuchar que estamos en esta nueva etapa y que la confluencia es necesaria en Barcelona. ¿Por qué? Porque Trias nos está desposeyendo de la ciudad, que utiliza como un tablero de Monopoly para hacer girar la rueda del negocio en beneficio de los suyos y donde los ciudadanos son simples fichas. Y la confluencia porque ésta ya se está produciendo de facto desde la lucha colectiva en los barrios, expresada en muchas movilizaciones ciudadanas, y también porque sin ella no lograremos echarle.

¿Y la confluencia para qué? A riesgo de equivocarme, creo que este debe ser el debate inicial y principal. Qué hacer, qué prioridades, cómo llevarlas a cabo, de qué manera... Y estas cuestiones son las que deberían marcar los límites reales de este proceso. Creo que eso es lo que espera la gente, saber qué propuestas tenemos para mejorar sus condiciones de vida y cómo las vamos a poner en práctica. Pan y Rosas. No queremos rehuir debates, mantengámoslos, pero que lo necesario no nos confunda de lo urgente. O Trias o la gente de los barrios.

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