Dominio público

La ciudad de las pequeñas cosas y de las grandes transformaciones

Rita Maestre

Portavoz de medios de Más Madrid en el Ayuntamiento de Madrid

Sara Porras

Profesora de la Universidad Complutense de Madrid

Vista de Madrid. E.P,.
Vista de Madrid. E.P,.

Cómo se diseñan nuestras calles va mucho más allá de decisiones técnicas, tiene que ver sobre todo con decisiones acerca de cómo queremos vivir, pues la ciudad es el espacio donde han de materializarse los derechos. Una ciudad global como Madrid, la tercera ciudad más grande de Europa en extensión, solo por detrás de Berlín y Roma y casi seis veces más grande que el término municipal de París, requiere de soluciones propias para trascender el desastre del modelo de ciudad funcionalista y empezar a recrear espacios a escala humana.

El modelo de ciudad segregada, fruto de 25 años consecutivos de políticas del Partido Popular y potenciado con la expansión territorial que provocó la burbuja inmobiliaria, ha tenido impactos evidentes en la vida de las personas, sobre los cuales el gobierno anterior comenzó a intervenir pero que se han visto frustrados por el actual tripartito de Vox, PP y Ciudadanos. Algunos de esos efectos son bien conocidos, el primero de ellos es la espacialización de las desigualdades. En el caso de Madrid y tal como apunta el sociólogo Jesús Leal, observamos una clara línea divisoria entre el Noroeste de la ciudad, donde hay una fuerte concentración de rentas altas y un Sureste empobrecido. El Índice de Vulnerabilidad presentado por la Universidad Carlos III cifraba en 10 años de diferencia en la esperanza de vida entre los habitantes del barrio de Amposta, que de media cumplirán los 78 años, en el Distrito de San Blas, y el barrio de El Goloso, donde la media en la esperanza de vida es de 88 años, en el distrito de Fuencarral el Pardo. No se trata por lo tanto de decisiones estéticas que pueden llegar a acaparar titulares, sino de medidas eficaces que vengan a transformar la vida de los más de 3 millones de personas que actualmente viven en nuestra ciudad.

Esta espacialización de las desigualdades no solo tiene efectos sobre las rentas y la distribución de los servicios públicos. Caso paradigmático eran los contratos de limpieza que regían la ciudad de Ana Botella, donde mientras ella disfrutaba de placenteras cups of coffee en la Plaza Mayor, barrios como Vallecas, Villaverde o Carabanchel, entre otros, sufrían las deficiencias de financiación y dotaciones para mantener limpios estos barrios.

Apostar por un buen gobierno de las ciudades pasa, en primer lugar por situar las necesidades vitales de las personas en el centro. No podemos hablar de buena salud democrática cuando el código postal determina más las condiciones de vida de las personas que cualquier otra consideración. Entender la magnitud de estos fenómenos ha de hacernos tomar conciencia de la relevancia de disputar estos espacios, la pelea por garantizar mejores condiciones de vida para las mayorías sociales es la pelea por el gobierno de las ciudades.

Si las desigualdades de renta manifiestan geografías concretas en nuestros entornos urbanos, las desigualdades de género también. La primera acción del gobierno tripartito de Madrid fue la retirada de las pancartas y mensajes contra las violencias machistas de las Juntas de Distrito. No se trata solo de una acción propagandística, sino que se trata de un ataque directo contra la seguridad de las mujeres, pues la violencia machista tiene lugar en nuestros barrios, en nuestras comunidades de vecinos, es por eso que la primera entidad administrativa que debe tomar conciencia de su papel son nuestros ayuntamientos.

El plan "Madrid ciudad segura para mujeres y niñas", aprobado la legislatura anterior cumpliendo el mandato del programa global de ONU Mujeres ‘Ciudades y espacios públicos seguros para mujeres y niñas’, advierte sobre algunas de estas territorializaciones de las desigualdades de género. Nos recuerda Ana Falú que si la violencia suele ubicarse espacialmente en los hogares, el miedo se asocia con espacios exteriores, generando una experiencia cotidiana donde la "agorafobia" a determinadas ubicaciones podría ser una metáfora acertada para describir la socialización de las mujeres en la ciudad. Según la Encuesta de calidad de vida del Ayuntamiento de Madrid, estos modos de habitar menguados, estas formas aprendidas del abandono de ciertos lugares se agudizan en los barrios del sur de nuestra ciudad. Donde la falta de representación institucional, de una red consolidada de comunicaciones que atienda a estas necesidades, contribuye a la limitación de nuestros movimientos en el espacio público.

Por eso Madrid necesita profundizar en la descentralización, debemos potenciar la capacidad de las Juntas de Distrito para poder reconstruir las comunidades en nuestros barrios, apostar por la proximidad es determinante para percibir estas desigualdades. Es necesario generar entornos urbanos que conecten las realidades de los hogares con el afuera, abandonar esa dependencia del centro que, de un lado constituye los barrios empobrecidos como dependientes del mismo, obligando a que para poder acceder a muchos de los servicios las personas deban desplazarse cada vez más lejos de sus hogares, al mismo tiempo que aumenta la presión sobre la almendra central, incapaz de absorber las necesidades crecientes.

Decía Jane Jacobs que si observamos las ciudades a vista de pájaro no llegaremos a comprender nunca qué sucede en ellas. Lo que necesita Madrid no son norias de 140 metros, necesitan barrios con espacios donde poder reconstruir la comunidad, donde arraigarse. Entornos urbanos que reconozcan la diversidad y las necesidades de las personas que los habitan. Espacios donde las calles no se limiten a conectar dos puntos distantes en un mapa, sino que generen un sentido, una imaginación que ponga en el centro lo valioso de nuestras vidas, esa capacidad creativa para cuidarnos para que cada una de nosotras pueda aspirar a las mejores condiciones de vida posibles. La ciudad de las pequeñas cosas, donde lo cotidiano cobra relevancia, será la ciudad de las grandes transformaciones.

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