El dedo en la llaga

Unión, Progreso y Democracia

Le oí hace años a Enrique Múgica una observación que me pareció bien traída. Comentó lo curioso que es que todos los partidos que nacen de alguna escisión tiendan de manera espontánea a elegir siglas en las que figuran términos tales como Unidad, Unión, Unificación, etc.

El nuevo partido fundado por Rosa Díez se llama Unión, Progreso y Democracia. O sea, que se ajusta perfectamente a la norma.

Se discute ahora si es un partido de derechas, de centro o de izquierdas. Incluso, hay quien pone en duda que sea un partido, en la medida en que carece de base organizada y de estructura interna. En cualquier caso, está claro que se trata de una iniciativa centrípeta, que pretende reforzar el centralismo. Nacionalista española, en suma.

Quienes asumimos un ideario federalista tendemos a pensar que el centralismo español está ya más que representado en el panorama político general. Pero nuestra mirada puede estar distorsionada por la distancia ideológica. Cabe que el bosque no nos deje ver los árboles. Nos puede pasar como les sucede a algunos con sus gustos musicales. He conocido a gente que dice que todas las canciones country son iguales. Otros dicen otro tanto del rap. Cuando algo no te gusta, no te gusta en ninguna de sus manifestaciones y todas te parecen la misma.

Lo cierto es que la derecha española, que es la que asume con más entusiasmo las tendencias centralistas, no está nada diversificada. Aquí un solo partido lo engloba todo, desde el extremo franquismo a las inmediaciones de eso que llaman centro. En otros estados europeos, la oferta electoral de las derechas es variada.

Tal vez Rosa Díez, tras el cursillo de ocio y turismo que ha realizado en Estrasburgo a cuenta del PSOE, contribuya a europeizarnos un poco más.

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