El mapa del mundo

Siempre hay alguien para el trabajo sucio

Cuando el Gobierno iraquí anunció indignado que los mercenarios de Blackwater no tenían el permiso oficial para operar en las calles del país, las consecuencias se hicieron evidentes menos de 24 horas después. El Departamento de Estado prohibió a sus diplomáticos que salieran de la Zona Verde, la fortaleza que protege al personal extranjero en Bagdad. El imperio americano ha subcontratado buena parte de sus funciones militares. Son surafricanos, chilenos o croatas los que protegen a los funcionarios de la metrópoli.

Washington no es tan poderoso como parece. Aún menos lo son sus clientes. Karzai se queja en Afganistán por las muertes de civiles en los bombardeos de la OTAN. Maliki denuncia en Irak los tiroteos indiscriminados obra de Black-water. Las marionetas cobran vida propia ante los micrófonos y después enmudecen. Sin la presencia de las tropas de EEUU, ¿cuánto tiempo durarían en el poder?

El segundo país extranjero que más efectivos ha perdido en la guerra —no contamos aquí a la población civil iraquí— no tiene fronteras geográficas, aunque sí un gigantesco presupuesto. Es el personal civil que trabaja a las órdenes de las empresas contratadas por el Pentágono. Más de mil de ellos han perdido la vida. No todos son mercenarios. Hay traductores, conductores o cocineros. Los que sí llevan armas forman una división fantasma que libera a los militares de muchas funciones.

Las historias de Blackwater tienen derecho a formar parte de la crónica negra de la ocupación de Irak. Armas y alcohol siempre han mezclado mal en el campo de batalla. Sin embargo, convertirlos en símbolos de la guerra podría ser algo injusto. Porque esta cuadrilla de pistoleros de gatillo fácil, y sus primos dedicados a tareas menos letales, han permitido a EEUU implicarse en dos guerras sin necesidad de tener que volver a imponer el servicio militar obligatorio. Y sus tropas llevan ya casi seis años en Afganistán y cuatro y medio en Irak.

Aliviados se esa carga, los fornidos muchachotes de EEUU pueden seguir estudiando, oyendo música en el iPod y tirándole los tejos a Peggy Sue. Su única implicación consiste en hacer alardes de su patriotismo. ¿Cuánto tiempo duraría la guerra si no fuera por los mercenarios?

Iñigo Sáenz de Ugarte

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