Dos encuestas coinciden, por la derecha y por la izquierda, desde La Razón y Público: el PP aventaja al PSOE en intención de voto en más de un 13%. Los socialistas más fieles se apresuran a recordarnos que esto es como las partidas de póker, que no son como empiezan sino como terminan, una forma moderna de decir que hay que esperar, porque a todo cerdo le llega su San Martín. Y ya se acerca el 11 de noviembre, San Martín, fecha que, antes del cambio climático, marcaba el inicio de las matanzas del cerdo que tantas hambrunas mitigaban en el medio rural.

Claro que los partidos políticos siempre piensan, por definición, que el cerdo es el otro, y rezan diariamente a su San Martín particular para que venga pronto a desangrar al rival con un golpe certero de la daga de las urnas. Ante la efeméride de este año, los nervios se desatan en las dos orillas.

En la del PP, porque teme una mejoría de la situación económica de aquí a las elecciones. Según acabamos de saber, el Fondo Monetario Internacional vaticina para España un crecimiento en 2013 superior al de la locomotora alemana, Francia o Italia. Y ya se sabe que lo que es bueno para la humanidad es malo para el PP.

El PSOE tiene clavada ya en la garganta la daga del matarife, con un paro estratosférico y unos brotes verdes que no dan ni para una ensalada. Mientras sus rivales se preparan para el banquete, algunos barones del PSOE, como José María Barreda, intentan ponerse a salvo de ser convertidos en rico embutido. Creen que caminan hacia el desastre, cuando en realidad sólo cumplen con el destino vaticinado en los proverbios.

Que se lo digan al PP, que entre sus filas se esconde una interminable ristra de chorizos, adorados y degustados por un creciente número de consumidores votantes.