Fuego amigo

La verdad tiene días

Una vez os dije que la mentira, si se la tortura convenientemente, acaba diciendo la verdad. Pero también es cierto que la verdad, bajo tortura, suele decir muchas mentiras para salvar el pellejo. Los policías de todos los tiempos y de todas las tierras conocieron y conocen métodos infalibles para que el torturado confiese lo que conviene a la causa del torturador, sea o no la verdad. Así que, como diría un castizo, la verdad tiene días.
Como la verdad es un pendón que se va con el primero que pasa, ayer los chicos de la extrema derecha, que siempre tienen una verdad muy suya, nos han puesto el examen más difícil, quieren conocer la respuesta a la pregunta más incómoda con que se ha enfrentado la filosofía a lo largo de la historia: dónde está la verdad, su verdad. Y el filósofo policía le pregunta a continuación: a ver caballero, dígame primero qué es la verdad, cómo iba vestida, qué aspecto tiene, y todas esa cosas que preguntan siempre los policías para comenzar su trabajo de investigación. Y llamaron al Diccionario de la RAE para preguntarle qué es eso de la verdad. Y el diccionario, como era de esperar, les dijo la verdad, o sea: "Conformidad de las cosas con el concepto que de ellas forma la mente".
Un lío, porque ayer andaba la extrema derecha buscando la verdad por todos los rincones. Al igual que mis queridos trolls, Zaplana volvió a insistir ayer en el Parlamento, con ese lenguaje corporal del que ya no se cree lo que está diciendo, en el lema de "Queremos saber la verdad del 11-M". Es decir, con el diccionario en la mano, "queremos tener la conformidad de la teoría de la conspiración que es la que se adapta al concepto que de ella forma nuestra mente". Y ahí está el meollo de la cuestión, pues hasta que la realidad no se adapte a la fantasía que anida en su mente sobre una conspiración supuestamente montada por ETA, con la ayuda inestimable del Psoe, fiscales, jueces y policías, no llegaremos a la verdad que está buscando el ZAR, su verdad. El problema es que cuando uno insiste en querer saber la verdad, después de una abrumadora investigación por parte del aparato del Estado al completo, plasmado todo en un sumario que ya ocupa miles de folios, da por hecho que policías, fiscales y jueces están mintiendo.

Eso es jugar con pólvora, pero a la extrema derecha española hace tiempo ya que le importa un carajo por donde sale ardiendo este país, si por los montes gallegos con su postura obstruccionista a la formación de cuadrillas anti incendios, o si poniendo en duda la honradez y la profesionalidad de todos los cuerpos de seguridad españoles. Como sostiene Jiménez Losantos, sólo les queda, como último recurso, el golpe de estado.
También andaban buscando la verdad ayer los del PP en la comparecencia ante el juez del ex coordinador del servicio de Urgencias del hospital Severo Ochoa de Leganés (Madrid), Luis Montes, acusado de la muerte de varios pacientes a través de una carta anónima que desprende un tufo de fundamentalismo cristiano que apesta, el mismo aroma de sacristía que despide el consejero Lamela que lo destituyó.
Y como siempre en las manifestaciones, el Partido Popular sólo acompaña. La fuerza de choque la ponen otros, como en el caso de la Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT), llamados a las puertas de los juzgados para que le gritaran "asesino, asesino" al ex coordinador de urgencias. La asociación que se han buscado ahora para dar la cara, para presentarlo como una demanda ciudadana y no como un enredo político, se llama AVINESA (Asociación de Víctimas de Negligencias Sanitarias). Su presidenta, María Antonia Moral, también buscaba ayer la verdad, como Zaplana, la única posible: que Montes y sus secuaces practicaban la eutanasia encubierta con la osadía de arrebatarle a su dios el derecho a decidir cuándo debemos morir. "Espero que diga la verdad", manifestó, refiriéndose a Luis Montes.
Y si la verdad no se acomoda al concepto que de ella tiene en su mente, pues que diga otra, y otra, y otra, hasta que por fin acierte con la suya. Como decía Groucho Marx, "estos son mis principios; pero si no le gustan tengo otros."

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