Carta con respuesta

Yonquis de rodillas

El cardenal arzobispo de Toledo ha instado "a defender la vida en todas fases de su existencia", refiriéndose a las propuestas que en los últimos días hace el Gobierno, algo que, sin duda, últimamente tanto se está conculcando y se está convirtiendo en un verdadero suicidio en contra del hombre. ¿No les parece un sin sentido? Pienso que eliminar la vida no nacida, independientemente de las creencias religiosas, es estar en contra del hombre. No es progreso, es retroceso, se diga lo que se diga o lo diga quien lo diga.

JD MEZ MADRID. OLOT (GIRONA)

Díjolo Blas, punto redondo. Es así, "se diga lo que se diga o lo diga quien lo diga". ¿Para qué hablar entonces? ¿Para qué escuchar a los demás? ¿Por qué tomarse la molestia de pensar? ¿Un razonamiento? Ni se molesten: a usted, por un oído le entra y por otro le sale, porque es como usted afirma, le digan lo que le digan. Los que siempre pensamos que quizá no tengamos razón, menudos botarates estamos hechos. ¿Sabe una cosa? Tiene que ser acogedor estar provisto de convicciones blindadas, contar con algo (¡lo que sea!) que no se pueda poner en duda, pase lo que pase, incluso contra toda evidencia y digan lo que digan. Es como volver a los siete años y quedarse dormido en brazos de tu madre. A salvo de todo, protegido de la realidad y hasta de ti mismo y esa funesta manía de pensar y dudar.

Según me cuentan, lo que le sucede es lo mismo que arrastra a los adictos a la heroína. Por mucho que el mundo se mueva, que las cosas no sean lo que parecen, que lo que uno creía más firme se tambalee, basta con ponerse un chute para volver a casa, con siete años, y cerrar los ojos, y apoyar la cabeza sobre el pecho de tu madre. El latido de su corazón cancela la realidad, es lo único que de verdad existe para un niño dormido. El universo exterior se amortigua, se atenúa, y sólo quedas tú en los brazos de tu madre. No te va a pasar nada, hijo, nunca; no hay fantasmas; tu madre lo arreglará todo, tu madre puede hacer todo, cualquier cosa. Una sensación así, ¡cómo no va a crear dependencia! La vida, esta vida a la intemperie, no vale nada; lo único que cuenta es poder volver cerrar los ojos abrazado a mamá, chutarse medio gramo o arrodillarse y que te bendiga el obispo.

A mis amigos adictos ese placer les cuesta mucho dinero, salud y otros quebrantos y tribulaciones varias, por no hablar de que es ilegal. En cambio lo suyo es gratis, legal y hasta (a veces) presentable en sociedad. ¿Por qué a ustedes les dejan en paz, en lugar de meterles programas en programas de desintoxicación y administrarles metadona? ¿Para cuándo ese Plan Nacional Contra la Droga que incluya a los yonquis intelectuales? Es por su propio bien: no pensar mata.

Más Noticias