Carta con respuesta

El manga japonés

Quiero agradecer a Mariano Rajoy el que se haya sacrificado por España prometiendo presentarse por tercera vez; porque tanto yo como algunos amigos míos hemos tenido que mortificarnos ahora votando a partidos que no nos representaban bien, con la esperanza de que así no ganara el PP; sacrificio nuestro que esperamos sea innecesario la próxima vez gracias a esa tercera candidatura de Rajoy.

JOSÉ LLANO DÍAZ MADRID

Lo cierto es que les agradecemos a usted y sus amigos su sacrificio. Incluso el siniestro, pero melifluo, Josemaría (así le gustaba a él escribir su nombre) Escrivá de Balaguer aconsejaba: "Busca mortificaciones que no mortifiquen a los demás". El gran Perich solía aplicar esa cita de Camino a la castidad: mujer, qué más te da, en lugar de luchar contra la lujuria, lucha contra la gula, por ejemplo, y así te mortificas tú sola. Es Semana Santa y quizá por eso piensa que Rajoy se habrá impuesto la penitencia de una tercera derrota, como quien se encaja un cilicio, para castigar su amor propio (no correspondido).

La verdad es que yo no lo creo; imagino que sólo quiere salir sin dar un portazo, de forma apacible y discreta. A mí Rajoy, con su gabardina antiterrorista (ésa que se pone en las manifestaciones) y su sonrisa borrosa, casi nublada, me parece un personaje de John Le Carré, un agente secreto, alguien con lealtades inconfesables, un hombre con trastienda, segundas intenciones y cierta ambigüedad moral.

Cuando enseñaba Literatura solíamos jugar en clase al casting: elegíamos actores para las novelas. A Rajoy le veo apropiado para una película de espías: el traidor oculto; el hombre que, sin saberlo siquiera, ha estado vendiendo información al enemigo, como en El factor humano; o el fatalista interesado y sentimental como en El americano impasible. A Zapatero, como mucho, le veo haciendo de Mr. Bean. Al resto, la verdad, es que sólo consigo imaginarlos en algún tebeo. Los del PSOE en algún Mortadelo, El sulfato atómico o Contra el gang del Chicharrón.  Los del PP, en cambio, son puro manga japonés: superhéroes robóticos de corta estatura, decididos a salvar el planeta España, y que se enfrentan a poderosas tramas ocultas con enemigos de una perversidad sobrenatural y mortíferas armas secretas. Siempre que veía a Rajoy, titubeante entre los energéticos Acebes, Zaplana, Aznar, etc., pensaba lo mismo: esto tiene que ser un error de casting. ¿Qué pinta un adulto gris con gabardina y gafas, y que habla muy despacio, en estas viñetas infantiles llenas de gesticulación exagerada y signos de exclamación? Por eso no creo que Rajoy repita en la próxima película. Peor aún: creo que el nuevo candidato (o candidata) del PP le va a hacer bueno. ¿Apostamos?

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