Traducción inversa

El ejemplo Zaplana

  La batalla por Caja Madrid coincide, en sus momentos álgidos, con esos rumores –desmentidos por el propio interesado- de una vuelta de Eduardo Zaplana a la primera línea política. ¿Qué relación tienen estos dos argumentos? Para responder correctamente a esta pregunta deberemos formularnos otra, a saber: ¿Por qué tanto interés en controlar las cajas de ahorro?

  Lo primero que desea apremiantemente un político "liberal" en este país, nada más tocar poder, es meter mano en la caja. La lección de Zaplana es de manual. Cuando este honrado murciano llegó, con una mano detrás y otra delante, a la presidencia de la Generalitat Valenciana, le faltó tiempo para mover sus peones y poder controlar a placer las dos grandes cajas valencianas, Bancaja y la CAM (Caja del Mediterráneo). ¿Con qué objetivo? Uno muy obvio: poder financiar sus más descabellados  proyectos económicos. ¿Qué agente del mercado libre, por ejemplo, se hubiera atrevido a autorizar un desembarco financiero con tanto riesgo como fue la creación de Terra Mítica? El parque temático de Benidorm no es sólo una ruina permanente, sino el objeto de toda clase de irregularidades aún no explicadas completamente. El control de los agentes financieros permitió a Zaplana perder dinero a espuertas en su fantasía meridional. Es decir, lo que el mercado libre le negaba, su intervención manu militari se lo permitió. Hay que ser muy "liberal" para encontrar divertida esta circunstancia.

  Así que Esperanza Aguirre, ahora, sólo intenta seguir la ejemplarizante senda de Zaplana. "Nacionalizar" la banca, sí: he aquí el sueño húmedo de nuestra gran derecha.

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