Diario de un altermundista

¿Revolución o reforma?

Ese debate, antes de la crisis actual, en la sociedad civil estaba menos claro. Había, y todavía hay, quien apuesta por reformar lo que hay, no sé si el capitalismo, el neoliberalismo, la globalización, o todo junto. Había quien opinaba que el único camino era la revolución, el cambio real, aun sin crisis a la vista de todos, porque crisis hay desde hace mucho tiempo, y sino que se lo pregunten a la mitad de la población mundial que vive con menos de dos dólares diarios. Yo he sido y soy de esta opinión. Pero las dudas surgen en cómo cambiamos el modelo económico, social, político, cultural... de manera que no sea peor el remedio que la enfermedad, es decir, sin usar la violencia que el sistema usa, de manera desmedida; y sin excluir a quienes ahora oprimen o nos violentan. El camino de Gandhi es sin duda un buen ejemplo, y el de Freire, y el de tantas otras personas. Tenemos el caso de las revoluciones armadas, que se comprenden en un contexto dado, son las llamadas contraviolencia, que nos pueden parecer una opción, ya que algunas triunfaron. Sin embargo, sigo pensando que la noviolencia es la única opción que nos legitima para mantener un discurso revolucionario, frente a los violentos que ahora mandan, para que el cambio sea profundo y global, en quienes lo queremos ya y en quienes todavía no lo quieren. Porque ese mundo nuevo que proclamamos no debe ser sólo para quienes trabajamos por él, sino para quienes sin hacerlo estén en él. Hay que convencer, no solo vencer. Este cambio es lento, y probablemente no lo veamos en su totalidad, pero creo que nuestros actos radicales y noviolentos de ahora, ya están cambiando las cosas. Creo que como estrategia es más transformadora, aunque nos genere cierta frustración. Revolución sí, cambios radicales y valientes también, pero ¿cómo hacerlos incluyendo y convenciendo a aquellos que ahora nos impiden hacerlo? algunos de los cuales son nuestros vecinos, o amigos o incluso familiares...

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