A pesar de no ser de mi agrado este eslogan típico de mítines socialistas en campaña electoral que ciertamente les ha funcionado, pero que cada vez es menos efectivo, los últimos acontecimientos en la política española obligan a rescatarlo. Primero anunciaron desde el PP, que podía ser momento de volver a la línea dura de enfrentamiento con el gobierno socialista, retomando para ello el "váyase señor González" de Aznar, acomodado a los tiempos que corren, evidentemente. Poco después mostraron su decidida política de nuclearización de la estrategia energética española. No olvidemos tampoco sus claros posicionamientos contra el aborto o contra el matrimonio homosexual. Pero lo de estas última semanas es ya alarmante. Primero llegaron las repetidas declaraciones de destacados miembros populares apoyando medidas que vulneran los derechos humanos, en este caso de los inmigrantes, al no aceptar su empadronamiento, con la consiguiente exclusión de estas personas de servicios básicos como la educación o la sanidad. Y por si esto fuera poco, ahora introducen en el debate político la necesidad de la cadena perpetua en el código penal español. Semejante trayectoria de declaración de intenciones pone los pelos de punta. ¿Qué será lo siguiente que proponga la derecha de este país? Aunque lo que realmente aterroriza es que este programa electoral ultraconservador responda a concienzudas encuestas sobre lo que de verdad quieren los españoles, o al menos una mayoría suficiente para que Mariano Rajoy alcance la ansiada llave de La Moncloa. ¿Será verdad que tenemos los políticos que nos merecemos?