Diario de un altermundista

Aguirre, rebelde sin causa

Esperanza Aguirre puede ser lista, astuta e incluso inteligente, pero no rebelde. La rebelión del IVA, que ha trasladado a su grupo parlamentario será incluso votada en el Congreso. Es difícil que prospere, pero ruido ha hecho y notoriedad, que es lo que buscaba, ha ganado. Quede dicho que no me parece que subir el IVA sea una decisión acertada para conseguir los recursos que le faltan al Gobierno, ya que otras medidas como combatir con seriedad el fraude fiscal, aumentar el tipo impositivo de las rentas más altas o reducir el gasto militar harían factible un aumento del presupuesto sin disparar el déficit fiscal. Pero la demagogia del PP y de Esperanza Aguirre es, en este caso, de recibo. ¿Cómo puede ser rebelde Esperanza Aguirre?, siendo condesa consorte de Murillo y Grande de España, con propiedades inmobiliarias que superan los seis millones de euros, una casa-palacete en el barrio madrileño de Malasaña (a nombre de su hijo mayor, Fernando, su padre, sus cinco tíos paternos y su abuela), con un hijo que posee el marquesado de Villanueva de Duero y otro que es conde de Villariezo y que hasta ha llegado a asistir al Club Bilderberg, el grupo de encuentro de los poderosos del mundo. Rebeldes a la subida del IVA pueden declararse quienes no tienen acceso a una vivienda digna o a un trabajo en condiciones, o quien no tiene más que una mísera pensión de 400 euros, por poner tan solo unos ejemplos. Y quienes tienen derecho a ser rebeldes, veamos si entienden esta medida o no. Pero usted, señora Aguirre no es una rebelde, es una aristócrata que aspira a la presidencia del partido conservador más a la derecha de toda Europa, que levanta la bandera de la reducción impositiva y la reducción de la presencia del Estado, para que sus empresas campen a sus anchas y sus elevadas rentas no sean tocadas.

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