Diario de un altermundista

Asambleas de parados

Según el artículo 35 de la Constitución española, tenemos derecho a trabajar. No es que aquí pretenda promover el trabajo como valor principal de la sociedad española, al estilo egalité, fraternité y liberté en Francia, como ya hizo el Generalísimo en sus tiempos. Pero cuando quienes quieren trabajar y no pueden se organizan en asambleas es que la situación es realmente grave. Porque los sindicatos siempre han estado más pendientes de quienes tienen trabajo que de quienes no, ya que la representación la consiguen con los votos en los centros de trabajo y no en la cola del INEM. Porque el Gobierno no acaba de tomar medidas contundentes para atajar la primera de las prioridades actuales, el paro. Y porque las empresas encadenan un ERE detrás de otro, independientemente de que hayan tenido beneficios este año o los inmediatamente anteriores. Quede dicho que un buen empresario debe hacer proyecciones de futuro y prevenir una crisis como la actual guardando en reservas más parte de sus beneficios, para afrontar los años de vacas flacas sin necesidad de desmantelar la empresa o de echar a la mitad de la plantilla. O quizá a los empresarios les ha pasado como a Zapatero, que no vio venir la crisis... ¿o habrá sido al revés? La cuestión es que en infinidad de ciudades y pueblos se están organizando asambleas de parados, que de seguir en la senda actual de crecimiento, de parados, se pueden convertir en el movimiento social más importante de los últimos tiempos.

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