Al sur a la izquierda

Matarse o no matarse, he ahí la cuestión

 

Ya estamos en el día después. Los socialistas andaluces comenzaron ayer a deshojar la margarita funeral que el crispado desenlace del Congreso Federal les ha dejado sobre la mesa: nos matamos, no nos matamos, nos matamos, no nos matamos... Ayer empezaron a dar signos de que, al menos durante el proceso de elaboración de las listas electorales al Parlamento, no se matarán. En el partido todo el mundo sabe quién ha ganado y quién ha perdido en este congreso: lo que nadie sabe es cómo será la gestión de la derrota y de la victoria en cada caso. Lo decía en privado un dirigente sevillano al término del congreso: "Lo bueno de que las elecciones estén tan cerca es que tenemos que hacer las listas a toda prisa y prácticamente no tenemos tiempo de matarnos". Sería, además, un error matarse entre sí antes de tiempo y en una simple disputa familiar cuando pueden todos ellos morir honrosamente en el campo de batalla electoral a manos de los votantes.

 

Las elecciones son una incógnita como no lo han sido nunca antes en Andalucía y hay que ponerse en lo peor, lo que significa que las candidaturas se harán pensando en el 25-M, pero también en el 26-M. En el PSOE andaluz hay mucha gente que se tiene ganas y la polarización vivida en el congreso ha acentuado esas ganas, pero todos ellos deberían guardarse mucho de dar el espectáculo poniéndolo todo perdido de sangre, hematomas, ojos morados y dientes por el suelo. Los espectadores, al igual que los periodistas, suelen agradecer mucho los combates de lucha libre con entrada gratis, pero los agradecen en tanto que espectadores, no en tanto que ciudadanos, y quienes acuden a votar no son espectadores sino ciudadanos.

 

La victoria de Rubalcaba reduce, ciertamente, las opciones electorales del PSOE ante el 25-M, aunque los seguidores del nuevo líder jamás han querido admitir ni en público ni en privado que Carme Chacón era un cartel mucho más sugestivo que Rubalcaba. Ese hecho y el desgaste sufrido por Griñán al haber apostado por Chacón complican aún más el horizonte socialista: otra buena razón para evitar la sangre. Pero no será fácil: los puestos de
elección segura son menos, dadas las expectativas del PP, y además no se puede utilizar el caramelo de los puestos en el Gobierno como moneda de cambio para contentar a quienes no entren en el cartel electoral, dado que puede no haber tal Gobierno. Administrar todo eso sin matarse no va a ser fácil para Griñán y los suyos. Bueno, los suyos y los que no son los suyos.

 

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