Antonio Baños

Portaviones varado

Igual sólo me lo pareció a mí, pero el discurso del jueves de Obama en las Naciones Unidas fue la verbalización de un gran fracaso. Pero no el fracaso de la iniciativa Palestina y de su presidente Abbas. Obama, y creo que flotaba en el ambiente, escenificó un embarrancamiento del eje USA-Israel.
Israel ha sido visto siempre bajo la metáfora de un gran portaaviones en mares enemigos. Primero fue un portaviones de carácter colonial. Una nave que aliviase el dañino antisemitismo europeo y que contuviese, a su vez, a los árabes. Ya Theoror Herzl en su texto A Jewish State del 1896 recogía esta mitología: "Allí deberíamos ser un trozo de la muralla europea contra Asia, un puesto avanzado de la civilización frente a la barbarie". Las ideas de Zeev Jabotinsky y su doctrina del "muro de hierro" dibujaron violentamente la manga y la eslora de ese portaaviones, aislado totalmente de sus vecinos árabes y alimentado pródigamente por Occidente. Una vez fletado, a Israel se le encomendaron funciones de vigilancia y control en el marco de la Guerra Fría. Con Egipto o Siria en la órbita soviética, su importancia era indiscutible. Cayó el muró y una nueva misión le fue encomendada: la vigilancia y control del islamismo, tanto en su versión insurgente (Hezbollah, Hamas) como en la gubernamental (Iran)

Pero las primaveras árabes están dispersando y modulando el terror islámico y desmontando también el tópico de ser la única democracia entre tiranías. Así que, con Estados Unidos agotado tras su experiencia bélica y Europa en pánico, parece que volviéramos a un remedo de la situación anterior a 1919. Turquía aglutinando intereses y los grandes jeques trabando secretas alianzas para articular la "nación árabe" fuera de polaridades externas.
Ya sé que no, pero a mí, cuando Obama dijo que no hay atajos para la paz, me sonó que se lo decía a Israel y a él mismo. Palestina no será estado, pero Israel es hoy menos importante estratégicamente y esa ha sido, no nos engañemos, su principal industria y atractivo.
El portaviones israelí, con malestar en la tripulación e histeria en el puente de mando, debe buscar una nueva misión. Lo más razonable es que convierta la pista de aterrizaje en un mercado. Sería bueno para sus economías de escala, bueno para las emergentes democracias árabes y, cómo no, para Turquía y su expansión. Pervirtiendo las palabras de Herzl, padre del sionismo: "Im tirtzu ein zo agada", o sea: "Si lo deseas, no es un sueño"

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