Acabo de leer el programa del PP, y debo confesarles que me gusta mucho. Les muestro algunas de sus propuestas:

Queda reinstaurada la esclavitud laboral. Los salarios y  las condiciones de trabajo se fijarán por acuerdo entre cada empresa y sus trabajadores, y no por convenios sectoriales o territoriales. Los esclavos manumitidos de su trabajo no tendrán derecho a indemnización alguna. Es decir, que las empresas harán lo que les dé la gana.

Las cadenas que tanto echan de menos los españoles, serán de hierro. Para ello se establecerá la cadena perpetua, que para disimular llamaremos prisión permanente. No se revisará la Constitución, a pesar de ser necesario.

Se bajarán los impuestos a las rentas del capital, quebrando las doctrinas de falso progresismo que aseveran que debieran igualarse a las rentas del trabajo. Se ve que no les parece suficiente con tener trabajo.

Los sindicatos ya pueden cantar las diez de últimas, porque se suprimirán las subvenciones que recibían. No así las organizaciones patronales.

No negociaremos con los terroristas. Los presos saldrán sin que se enteren las víctimas del terrorismo. Ningún medio de comunicación se hará eco de ello. Para eso son nuestros. Y lo de negociar, ¿para qué?, ¿para que haya paz en el País Vasco?

¡Ay de la que aborte! ¿O no saben que los embriones son niños hechos y derechos? Menos mal que los médicos están acojonados. Quien practique un aborto será expulsado de la carrera. ¡Pues no quieren que seamos como Europa!

Se hará una selección nacional de profesores, como La Roja de fútbol. Y tendrán preferencia sobre los seleccionados por las Autonomías, aunque esta competencia esté transferida. Y los profesores de la Selección serán  Autoridad, como los policías o los guardias civiles.

Se promoverán los mecenas para las Universidades, pese a que, como ya sabemos, todos los mecenas suelen ser de izquierdas y pródigos. Los mecenas quedarán libres de impuestos, al igual que cuando vino el Papa.

Y la perla del programa: Haremos lo que nos convenga en cada momento. Es decir, mucho más duro y demoledor de lo que prometemos, en especial en Sanidad y Educación. Como saben, los programas sirven para poco, solo son sugerencias.

¡Súmate al cambio, ya somos once millones!

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