Balagán

Motivos de conciencia

Los tres jueces que debían juzgar en un tribunal de El Cairo al Guía General de los Hermanos Musulamanes, Mohammed Badia, han dimitido alegando "motivos de conciencia".

Esta decisión es un contratiempo considerable para el régimen y se produce apenas unos días antes de que se inicie otro juicio relevante, esta vez contra el expresidente Mohammed Mursi, que tiene que comenzar el 4 de noviembre, y que perteneció también a los Hermanos Musulmanes.

La situación en Egipto es deplorable pero parece que no hay marcha atrás. El régimen militar, porque fueron los militares quienes dieron el golpe del 3 de julio, está determinado a perseguir sin ninguna reserva a los islamistas políticos (no a los salafistas más bien apolíticos) sin atender a las protestas occidentales, unas protestas que tampoco son demasiado convincentes.

Egipto está más dividido que nunca y una buena prueba de ello es la dimisión de los jueces que debían juzgar a Badia, a quien el régimen le acusa de haber incitado a la muerte de manifestantes que protestaban contra los Hermanos Musulmanes y contra el entonces presidente Mursi el 30 de junio, justo tres días antes del golpe. Fue precisamente la muerte de nueve manifestantes la que precipitó la irrupción del general Al Sisi.

El inminente inicio del juicio contra Mursi seguramente caldeará todavía más los ánimos y la división social. Hasta ahora los islamistas apenas han realizado algunos actos violentos contra con un balance de muertos relativamente escaso, pero esta situación puede cambiar en cualquier momento.

En cualquier caso, la represión del régimen se ha ido endureciendo desde julio y la menor discrepancia se trata con mano de hierro.

Numerosos grupos y personalidades no islamistas están pidiendo a gritos al general Al Sisi que se presente a las próximas elecciones presidenciales. Cada vez son más quienes le muestran su apoyo y Al Sisi mantiene al país en vilo. Si esto ocurre, se consolidará el régimen militar y la inestabilidad en el país. La alternativa, sin embargo, no es muy halagüeña, pues un régimen islamista, que ahora mismo se ha de descartar, tampoco garantizaría la estabilidad.

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