Las "negociaciones" entre Israel y los palestinos que se reanudaron en julio no solo no han experimentado ningún avance sino que han endurecido la disposición del ejército ocupante y la colaboración del presidente Mahmud Abbas.

En estos meses Israel ha aprobado la construcción de millares de viviendas en Jerusalén y en el resto de Cisjordania, ha matado a 17 palestinos, y ha detenido a más de 400 en incursiones en los territorios ocupados, que tienen lugar a diario y por todas partes.

Todo esto se ha hecho con la colaboración tácita del gobierno de Abbas, que por su parte ha detenido a decenas de palestinos críticos con su gobierno, y ha impuesto, desde hace ya mucho tiempo, una especie de ley del silencio que no tolera discrepancias de ningún tipo.

¿Qué han obtenido los palestinos a cambio? Que la comunidad internacional siga manteniendo el gobierno de Ramala con cuantiosas ayudas económicas que van a parar a las arcas israelíes ya que los palestinos prácticamente no pueden comerciar con nadie que no sea Israel.

¿Cuánto tiempo seguirán las cosas de esta manera? Por lo menos hasta que se cumplan los nueve meses que tienen que durar las "negociaciones" que comenzaron en julio. Abbas no hace ningún caso ni a las críticas externas ni a las de su propio partido, y está decidido a mantener esta situación completamente artificial que no conduce a ninguna parte.

Otras "negociaciones", las que Abbas "celebró" con el antecesor de Binyamin Netanyahu, no sirvieron de nada. Ehud Olmert las condujo de tal manera que justamente cuando tenía que tomar decisiones se vio obligado a dimitir, algo que se parece como una gota de agua a otra a lo que ya hizo Ehud Barak.

Por no reconocer, Netanyahu ni siquiera reconoce lo que "negoció" Olmert y quiere recomenzar de cero.

La única manera de poner fin a este desaguisado es mediante una fuerte presión de la comunidad internacional sobre Israel, pero tanto Estados Unidos como Europa parecen encantados con la política de Abbas y su colaboración con la ocupación.