Cartas de los lectores

8 de junio

Al juez Grande-Marlaska
Leo con alegría la noticia de que en Hernani la ertzaina ha cumplido la orden dada por usted para que sean retirados la placa y el monolito existentes en homenaje a un individuo de alias Pana cuyo mérito fue asesinar a varios ciudadanos inocentes y, junto con otros pistoleros como él, sembrar el terror en Euskadi, buscando –dicen, en su delirio– la liberación del pueblo vasco. Le felicito por ello, señor juez.
Y la felicitación ganaría en intensidad si, ante cualquier denuncia, ordenase que se cumpla la Ley de Memoria Histórica haciendo desaparecer de toda España las placas, monolitos y estatuas de quienes, hace años, con bombas y pistolas, causaron cientos de miles de muertos, también bajo el discurso de liberar al pueblo español.
Que en los lugares públicos sólo permanezcan los honores para los hombres de paz.
Enrique Chicote Serna
Arganda del Rey (Madrid)

Reinserción
Exactamente 70.130 son los internos que había en las cárceles españolas cuando cerraron sus puertas la noche del 30 de mayo de 2008. Disponemos sólo de 35.000 celdas, con una capacidad funcional de acogida para 45.000 internos.
Pero me urge más denunciar que la ley penitenciaria, que ofrece herramientas suficientes para procurar la reincorporación ordenada y efectiva de los condenados a la vida cotidiana, parece olvidada desde hace años por imposición de urgencias políticas y electorales demasiado confusas; olvido consciente y mantenido en el tiempo, que pervierte el sentido último de la privación de libertad y del sistema penal en general.
No asumimos nuestras obligaciones legales; limitamos por la fuerza los intereses, las motivaciones y las capacidades de determinados conciudadanos durante espacios temporales prolongados (de hasta 40 años) y luego pretendemos que mantengan por sí mismos autonomía personal y competitividad social plenas.
La coordinación administrativa es imprescindible, y se ha hecho muy poco al respecto. Normalizar la vida en prisión exige incrementar el trabajo productivo y ocupacional, promocionar la formación profesional y garantizar la atención social de los internos y sus familias, para que su paso por prisión sea también oportunidad y no sólo condena.
Hemos consentido que la cárcel se convierta en un almacén de delincuentes. El hacinamiento lo único que provoca es la construcción de nuevas cárceles, gigantescas y siempre alejadas de los núcleos urbanos, para invisibilizar absolutamente a sus ocupantes. El año 2005 se anunciaron 8 nuevas a construir hasta 2012, con lo que llegaremos a las 85, pero seguirán siendo pocas.
Luis Fernando Crespo
Sociólogo del Centro Penitenciario Madrid I
Alcalá de Henares (Madrid)

Tauromaquia y otros mitos
Por estas fechas, en las cadenas de televisión madrileñas está empezando a producirse una fuerte movilización de ciertos intelectuales católicos en contra de lo que ellos llaman ateos, agnósticos o increyentes –por no querer decir infieles, pienso yo–. No me siento aludido, pues no soy ni creyente, ni ateo, ni agnóstico, ni infiel. Soy simplemente normal, es decir, que vivo al margen de especulaciones ociosas sobre la génesis y trascendencia de la existencia; lo cual no significa que no tenga un código ético, que lo tengo y muy consistente, limpio de todo prurito teocrático.

Pero me llama profundamente la atención este fenómeno de movilización coloquial del personal místico. Curiosamente se produce al tiempo que en Las Ventas se sube a los altares a un señor que mata toros. Me parece poco afortunado tomar la mística y la mitomanía como remedios para nuestros males.
Yo hubiera preferido una llamada a la conciencia de clase; la denuncia masiva de la explotación a la que la inmensa mayoría de la población mundial estamos sometidos; el llamamiento a la unidad de la clase trabajadora para luchar decididamente contra los abusos del capitalismo, a la solidaridad con los cientos de millones de ciudadanos que pasan hambre. Pero qué se le va a hacer. Parece ser que es más apropiado denunciar a los que no creemos que los burros vuelen y sabemos que un espectáculo protagonizado por la muerte es poco recomendable.
Mario López

Madrid

Adiós a Chiquilicuatre
Rodolfo Chilikuatre logró que la gente viera el programa de Eurovisión, por lo que, en ese punto, prueba conseguida.
A Chikilikuatre le votó la gente, no como a otros cantantes de otros años. Además quedamos por el medio, no está mal. Otros años con muchos los millones invertidos, buena puesta en escena, vestuario, acompañantes y demás y hemos quedado mucho peor.
¿Que alguien no se siente identificado con él o le parece una ofensa? A quien no le guste que se aguante. Cuando voy al extranjero y me dicen: "España, siesta, paella, olé" también me fastidia, pero no me siento identificada.
Sandra Fernández Clavo

San Sebastián

Pepu, destituido
No me puedo creer que hayan destituido a Pepu por decir lo que pensaba. Los aficionados al deporte y sobre todo al baloncesto le debemos la ilusión que este deporte nos ha dado. Los jugadores de la selección lloraron al enterarse de la noticia.
Pepu es un tío normal y corriente, humilde y sin alardes de grandeza a pesar de saber más que nadie de baloncesto y ser el campeón del mundo. Pepu ha sabido transmitir sus valores humanos a los jugadores.
De ahí que los jugadores españoles, que son todos estrellas, sean tan humildes. Los jugadores y Pepu formaban un bloque en el que todos se sentían igual de importantes.
Decir que Pepu no es profesional es una ofensa, ya que su padre murió el día anterior a la final del mundial contra Grecia y aguantó el tipo como el caballero que es. El presidente de la Federación de baloncesto debería dimitir por echarle.
Pepu, eres el mejor, gracias por todo.
Casimiro Sánchez Rodríguez

Logroño

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