Cartas de los lectores

16 de diciembre

Ayer como hoy: todos somos iguales
Somos alumnos de 4º de ESO del Programa de Diversificación Curricular del IES Pere d’Esplugues. Hemos estudiado los movimientos migratorios en España en la década de los sesenta y en la actualidad. Hemos tomado conciencia de lo que hemos estudiado y nos hemos dado cuenta de las dificultades y problemas de los inmigrantes: hubo españoles que tuvieron que emigrar a Europa, más de tres millones, para poder ganar dinero. España atravesaba entonces una crisis económica. Aquí, en muchos pueblos de Valencia, sólo había trabajo en el campo durante una temporada, y nada el resto del año. Hemos conocido historias de padres, abuelos o familiares que tuvieron que dejar a su familia, su casa. Ahora, en cambio, España se ha convertido en un país que recibe inmigrantes porque es un estado rico y porque los inmigrantes desempeñan trabajos que los españoles no quieren. Todos somos iguales.
Fran Mahiques y 12 firmas más
Valencia

Canon por copia privada
Me llama la atención, en primer lugar, que la compensación por copia privada sea un "derecho irrenunciable" (lo entrecomillo porque, en mi opinión, algo a lo que no se puede renunciar no es un derecho, sino un deber). Esto es suficiente para darse cuenta de que la ley no protege el derecho a la propiedad intelectual, sino una forma concreta de entenderlo: el copyright. Todos los autores que distribuyan obras publicadas bajo licencias copyleft o GNU, que permiten la copia libre y gratuita, verán limitados sus derechos, pues sus obras recaudarán obligatoriamente una cierta cantidad de dinero en compensación por las copias privadas que puedan hacerse de ellas.

En segundo lugar, resulta muy llamativo que el canon se cobre por copia privada, es decir, por "copia para uso exclusivamente privado de las obras que se hayan obtenido legalmente y que no sea objeto de utilización colectiva ni lucrativa". Esto implica que el comprador no paga por el disfrute de la obra adquirida: paga por utilizar exclusivamente la copia que ha comprado; para realizar otras, tiene que abonar un canon. La conclusión es que una misma persona está obligada a pagar varias veces por el disfrute de una misma obra: una por cada copia que posea. Además, la ley no prohibe que los propietarios de los derechos protejan sus productos con mecanismos anticopia, que impiden que el comprador pueda realizar la copia privada por la que se le ha cobrado un canon.

Como cantaban los Dire Straits hace ya mucho tiempo: Money for Nothing.
Armando Relaño Pérez
Madrid

El modelo de Castilla y León
En educación solemos citar siempre como modelo a Finlandia, cuando comunidades autónomas como Castilla y León o La Rioja presentan parámetros educativos realmente envidiables a nivel internacional. Según el último informe PISA de la OCDE, por ejemplo, Castilla y León supera en resultados a Alemania o al Reino Unido, muestra el grado de equidad mejor de toda Europa y además se sitúa entre los tres territorios del mundo con menor porcentaje de alumnos con bajo rendimiento, junto a Estonia y Finlandia. Sin duda, el sistema educativo español mejoraría de forma notable si valorásemos más las buenas prácticas que se dan dentro de España en algunas comunidades autónomas y las extendiésemos a todo
nuestro territorio.

Rosa Álvarez
Tarragona

Reno ibérico
Tengo muchos años, siempre he vivido aquí y puedo afirmar que nunca he visto en la Península un reno suelto. En el zoo me parece recordar haber visto alguno, junto a las focas y los osos polares, que tampoco andan sueltos.

Pero en Navidad nos decoran los escaparates con renos. No tengo nada en su contra, pero lo nuestro me gusta más, tiene más sentido para mí. Por eso felicito al Ayuntamiento por el pesebre de la plaza de Sant Jaume.
Ana Benín Rosés
Sant Cugat del Vallès (Barcelona)

Convivencia de las culturas
Lo mínimo para que exista una democracia es la libertad de expresión, el respeto a la opinión ajena: "Disiento de lo que dices, pero defenderé hasta morir que puedas decirlo". Sin embargo, en España, incluso un conocido diario madrileño se ha atrevido a calificar –en nombre de la tolerancia, por una de esas maravillas de la dialéctica– como una provocación y "mancha para Toledo" la celebración estos días del primer Concilio Ateo estatal. Y eso, en los mismos momentos en que el alcalde de Toledo, que había hecho lo posible para impedirlo, estaba renovando el juramento de defensa municipal del dogma católico de la Inmaculada Concepción, en una directa, oficial, descarada burla de la aconfesionalidad consagrada por nuestra Constitución.

¿Dónde está, pues, la provocación, y la mancha para Toledo y para todo nuestro sistema de convivencia? Queda patente la urgente necesidad que tienen los sin religión –ya casi una cuarta parte de la población, y mucho más entre los jóvenes– de organizarse para defenderse de tales atropellos por parte de ésas y otras abusivas autoridades que violan sus convicciones; máxime cuando ni siquiera existe todavía a escala estatal un Defensor de la libertad de conciencia, como sí hay todo un departamento para defender a las distintas religiones.

En tales circunstancias, este Concilio, celebrado significativamente en una antigua iglesia mozárabe con la presencia de distintas organizaciones nacionales e internacionales y un ex embajador en el Vaticano, ha constituido –con sus limitaciones, como toda obra humana– un paso alentador para que Toledo, y España entera, pueda recuperar sus raíces profundas, y volver a ser justamente famosa como hospitalario lugar de convivencia, no ya sólo de "las tres culturas", sino de todas, que ojalá puedan reunirse globalmente, ya sin obstáculos, pronto en ella.
Eusebio Fresnillo Ortiz
Pontevedra

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