Cartas de los lectores

05 de mayo

Elecciones europeas
De cara a las elecciones europeas, Rajoy está especialmente comprometido con que sus mensajes calen en el electorado en clave doméstica, ya que para él sería importantísimo que el electorado acudiese a las urnas a modo de plebiscito a su persona y poco menos que como si fuera un referéndum contra el Gobierno. Y no es que yo niegue que estas elecciones tengan sus repercusiones sobre los estados, sin embargo, para mí, ahora cuenta Europa, el proyecto unitario que emana del Parlamento y que vamos a conformar entre todos.
Toca valorar las propuestas que nos proponen los diferentes partidos políticos, porque de ellos depende que tengamos una Europa más o menos social, más o menos comprometida con el Estado del bienestar; más o menos comprometida con el cambio climático, con las energías renovables, con la lucha contra el terrorismo, pero sin apostar por un detrimento de las libertades civiles; una Europa más pacífica, con ejércitos que luchen por garantizar la paz. Una Europa que apueste, de manera clara, por un nuevo modelo financiero, alejado del que nos ha llevado a esta crisis económica internacional; una Europa de las personas dentro de la Europa de los pueblos.
Juan Carlos Pérez/Bormujos (Sevilla)

¿Por qué no nos manifestamos?
En plena ofensiva israelí sobre Gaza, ciudadanos de todo el mundo salieron a la calle estremecidos ante el horror que cada día nos mostraban los telediarios. Nos hablaron de más de 1.300 muertos y más de 5.000 heridos. Pero las bombas dejaron de caer, los telediarios se olvidaron de Gaza y nosotros dejamos de salir a la calle. Gaza había dejado de ser noticia.
La guerra en Gaza acabó, pero no los abusos contra los derechos humanos. La terrible situación humanitaria en la que se encontraba ya esta población se ha convertido en catastrófica tras el conflicto armado y se deteriora cada día más. De acuerdo con el Derecho Internacional, Israel, en tanto que potencia ocupante con control efectivo sobre la Franja de Gaza, sigue siendo responsable del bienes-
tar de la población palestina del territorio. Y, sin embargo, el brutal bloqueo impuesto ha llevado a una progresiva destrucción de la economía en Gaza, está obstaculizando la entrada de personal humanitario y del material necesario para atender a las víctimas e impide que la población civil palestina tenga una vida digna. Y yo me pregunto: ¿por qué ya no nos manifestamos?
Marian Pérez Bernal/Sevilla

Hay quien no te olvida

El 5 de Mayo de 2008, Santiago G. T., de 35 años, murió intentando evitar que su perro se ahogase en un canal de El Pont Suert (Lleida). Tanto él como su perro fallecieron. Al día siguiente, una columnita muy pequeña, muy escondida y muy aséptica de un diario gratuito señalaba lo ocurrido. Yo la leí y fueron 16 líneas que lograron emocionarme. En el trayecto Móstoles-Atocha intenté no llorar. No lo
conseguí.
Por entonces no se hablaba en la prensa de la crisis. Un año después de la muerte de Santiago, se prioriza la nueva situación económica mundial: la organización capitalista azota fuerte a las trabajadoras y trabajadores, los ricos y poderosos siguen siéndolo e incluso más, los países expoliados quedan en el olvido. Sin embargo, dentro de tantas miserias e injusticias, hay noticias que también deberían ir en portada: "Se ahoga en un canal al intentar salvar a su perro". Empatía, solidaridad, ternura, apoyo mutuo, afecto. El ser humano tiene un potencial muy bello: dar la vida por salvar a un ser amado.
Santiago, lamento muchísimo tu muerte y animo calurosamente a los tuyos. Sin duda, tu último gesto en vida me enseñó muchas cosas grandes. Gracias, de corazón, por hacerme pensar, sentir, por recuperar la confianza en el ser humano y animarme para seguir luchando por conseguir un mundo nuevo y mejor.
Alberto del Egido/Madrid

¿Quién maneja los hilos?
Tengo la impresión cada vez más firme de que este mundo nuestro es un teatro. Bueno, un teatro no (eso sería darle mucha categoría), un teatrillo. Un guiñol en el que alguien, por detrás, mueve los hilos a su antojo, capricho o necesidad. Los demás, los monigotes que estamos dentro, nos vamos moviendo al son que nos tocan.
Hace unos años, dicen que nos tocó la abundancia. No sé, parece que a mí no me llegó mi trozo del pastel, pero por lo visto la economía crecía a pasos agigantados y los billetes caían del cielo. Pero claro, los que estaban tras el escenario, como eran más altos, los debieron coger todos. Luego nos tocó la crisis, y en esta ocasión quienes nos comimos el pastel enterito fuimos las marionetas, porque los señores de atrás se encargaron de mover los hilos de nuevo para que a ellos esta vez no les tocase nada de nada.
Ahora nos toca pandemia, la gripe porcina nos ataca. Todas y todos corremos a comprar mascarillas y casi colapsamos la industria farmacéutica (que también tiene entre sus manos varios de los hilos que nos mueven), para hacernos de unos retrovirales que posiblemente no lleguemos a utilizar nunca. El sistema se pone en alerta, tenemos casi 1.000 afectados. Suenan las sirenas y las alarmas, pero hay otras cifras que deberían hacernos tambalear: 854 millones de personas pasan hambre; 800 millones son analfabetos y una de cada tres mujeres sufre algún tipo de violencia en el mundo. Pero todos nos echamos a temblar porque van 26 muertos por la gripe.
Concha Casas /Granada

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