Cartas de los lectores

10 de julio

Misión cumplida
El pasado 4 y 5 de julio se celebraron en Alburquerque (Badajoz) las primeras Jornadas de la Memoria, por haber sido en este pueblo donde se exhumaron los primeros restos de los fusilados.
Inauguró las Jornadas Guillermo Fernández Vara, presidente de la comunidad en la que se ha creado la primera secretaría En España para la recuperación de los restos del genocidio que cometió el franquismo en Extremadura.
Intervino a continuación el alcalde anfitrión Ángel Vadillo, que tuvo el coraje de ser el primero que inició la recuperación de los restos de los fusilados por los partidarios del franquismo. Una exhumación aún antes de promulgarse la ley de la recuperación de los que estaban en las cunetas o en minas como la de Valdihuelo.
Además de las citadas personalidades asistieron varias delegaciones de toda Extremadura, alcaldes y concejales socialistas y muchos descendientes de personas que fueron ejecutadas por el solo hecho de defender con sus ideas la legalidad democrática de la República. Los que dicen que remover la memoria es para reabrir viejas heridas se equivocan; servirá para que cicatricen las heridas de los familiares de los 142 fusilados en este pueblo contra el número de cero patatero de los que fusilaron en esta localidad los republicanos contra los partidarios de los sublevados.

Joaquín García Mayo Alburquerque / Badajoz

Actitud ante la vida
Aunque seguramente temeraria, esta es mi particular clasificación de las personas según la actitud que tomamos ante la vida.
Conservadores: no suelen tener dudas; para ellos el mundo sí tiene sentido y lo tienen todo previsto y organizado, tanto en esta vida como en la otra; su mayor preocupación es mantener el mundo como lo heredaron, porque así no les va nada mal; se esfuerzan en mirar hacia atrás y en permanecer estáticos; tienen miedo al cambio y puede llegar a molestarles que los demás traten de cambiar las cosas.
Progresistas: tienen dudas; no les satisface el mundo que han recibido; cuestionan casi todo; creen que es posible la solidaridad y la justicia; están convencidos de que es posible vivir en armonía con la naturaleza; piensan que es posible crecer y evolucionar sin oprimir y menospreciar al semejante; creen que las utopías son posibles y luchan denodadamente por dejar el mundo mejor que lo encontraron.
Caraduras y pragmáticos: no se hacen preguntas; observan lo que hay, bueno o malo, y lo aceptan con total naturalidad; aprenden las reglas del juego para aplicarlas a su favor; tienen menguados los escrúpulos y ancha la conciencia; no dudan en hacer daño si con ello se benefician; se aprovechan de cuanto pueden y se van a la tumba satisfechos de haber vivido.
Seguramente todos tengamos actitudes de cada uno de los grupos mencionados. En cualquier caso, cada persona elegirá –si es que puede– a qué grupo quiere pertenecer, siendo evidente que el mundo mejorará y avanzará en la misma proporción que nuestro grado de responsabilidad, implicación y compromiso.

Pedro Serrano Martínez / Valladolid

El PP sale del armario
Por fin. Ya no disimulan lo que desde hace décadas veníamos sospechando. Aceptan regalos. Lo han negado una y otra vez, con admirable cinismo, pero, finalmente, acosados por la práctica totalidad del Poder Judicial –desde Garzón hasta el Tribunal Supremo, pasando por los tribunales superiores de Justicia de Madrid y Valencia–, lo han acabado reconociendo.
Y una vez reconocido el delito, nos proponen legalizarlo. La alcaldesa de Valencia, no contenta con aceptar y participar en el engaño del presidente Camps, ahora solicita la legalización del soborno.
Un amigo mío, arquitecto, me contó que en una ocasión le pusieron un cheque en blanco sobre la mesa de su despacho a cambio de que certificara que un edificio de su interés estaba en estado de ruina inminente. Mi amigo rompió el cheque y expulsó a los siniestros personajes de su despacho. Sabemos de otros arquitectos que no obraron de igual manera que mi amigo y ello ha llevado a muchos ancianos a perder el domicilio donde habían pasado la mayor parte de su vida.
Parece ser que a Rita Barberá y a sus colegas del PP estas cosas les importan un bledo. Un mundo sin complejos es lo que le va a Barberá.

Mario López Sellés / Madrid

El macrobotellón de Pamplona
Un año más llegan los San Fermines y el exagerado trato que se le da en los medios.
Teniendo en cuenta la explosión con la que irrumpen en la información, siempre me surge la misma pregunta: ¿qué es lo que diferencia San Fermín de un macrobotellón? La respuesta para mí siempre ha sido la misma: nada, pero, como los medios se empeñan en decirme que es un patrimonio histórico-cultural de máximo interés, empiezo a plantearme que quizá soy yo el que se ha equivocado y mis ciegos ojos sólo ven una "macro-orgía etílica"donde, en realidad, hay siglos de cultura popular y tradición ancestral.
No estoy haciendo un alegato antialcohol, pues no soy de los que cuando sale sólo toma cocacolas, pero me sorprende que, mientras una reunión de universitarios que terminan exámenes en Granada y se hartan a cubatas y sangría es un grave problema social, San Fermín, siendo básicamente lo mismo pero con más gente y toros de por medio, es algo de lo que hasta nos tenemos que sentir orgullosos. Y después algún iluminado sigue preguntándose por qué los jóvenes beben tanto... ¡Es que quieren ser patrimonio cultural!

Oriol Parareda Mercader / Barcelona

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