Cartas de los lectores

20 de enero

La verdadera Iglesia
El obispo de San Sebastián dijo que en España tenemos problemas peores que los de Haití y está grabado, así que no puede desmentirlo.
La Iglesia predica la pobreza pero es la empresa más rica del mundo. El Papa va en BMW, tiene un trono de oro, sus trajes –diseñados por Armani– valen millones y sus mascotas comen mejor que la gente en África. Pide subvenciones pero ni un 10% de lo recaudado se emplea en obras humanitarias.
José Luis Rodríguez Zapatero es laico y lo critican porque participará con Barack Obama en un acto religioso, pero el Papa, que es católico, se reúne con la comunidad judía (hasta hace poco infieles) en Roma y lo ven tan normal.
Arturo Sánchez Iglesias / Logroño

Haití, el país más pobre de América, necesita nuestra ayuda
Un terremoto de grandes dimensiones ahonda en la desgracia de Haití, la hace más profunda con la gente perdida en el laberinto de las calles del horror, la muerte y la desolación, descorazonada, desgarrada y sumergida en la desesperación, donde no hay un solo lugar no asolado por la amargura de la pérdida de los seres queridos.
Tenemos que intervenir, mostrar solidaridad y hacer ver a esas personas que no están solas ante un desastre de tal magnitud.
Benjamín Siale Boñao / Madrid

Las evidencias que no hemos asumido sobre la inmigración
En 2008 residían en España 3.331.883 extranjeros no comunitarios, un 7,1% del total de la población empadronada.
Si tan corto número de personas pone en jaque el mercado de trabajo, la seguridad, los sistemas de protección social y el sistema educativo, todos deberíamos analizar las causas de esta situación, porque me temo que la presencia de los inmigrantes no es el motivo principal de los problemas.
Los inmigrantes no son un problema ni la solución. Son las víctimas. Aportan mayor visibilidad, diversidad o colorido: hacen más visibles las disfunciones, antes ocultas, de un sistema económico poco competitivo que ha necesitado siempre del uso intensivo de mano de obra poco cualificada lo más barata posible.
Tales polvos nos han traído los lodos del paro y la asimetría social más absoluta. Pero pretender que el problema son los trabajadores resulta indecente, y además cuando se atribuye a los trabajadores extranjeros es xenófobo y puede ser racista.
Luis Fernando Crespo Zorita / Alcalá de Henares (Madrid)

¿Por qué la Ley de Partidos no se aplica para ilegalizar a los partidos xenófobos?

La extrema derecha que defiende volver a repetir el genocidio que llevó a cabo durante 40 años debería ser ilegalizada aplicándole la Ley de Partidos. Esos mismos que se dedican a dar palizas a indigentes e inmigrantes actúan con total impunidad porque casi nunca se los reconoce como banda organizada sino como un grupo de gamberros y descerebrados. Esto último también lo son, pero no hay que olvidar que forman grupos que idealizan la
violencia, el racismo y la xenofobia.
Encima se creen amenazados ellos por la maravillosa diversidad de la sociedad en que vivimos. Para ellos el mundo ideal es precisamente un mundo monocromático donde todos pensemos comos ellos.
Manuel Salvador Bastazo / Navarrete (Málaga)

Queremos las cuentas claras con la Casa del Rey
Partimos del hecho de que estamos en un Estado de derecho democrático, donde una de las máximas es que todos los ciudadanos son iguales ante la ley. Ante ello, mucha gente nos preguntamos si estos principios no van con la Casa del Rey. No nos explicamos por qué no se pueden fiscalizar los nueve millones de euros de libre disposición destinados a la mentada casa; por qué no puede haber ningún tipo de control sobre esos gastos.
Muchos españolitos que a duras penas llegan a fin de mes desearían saber cuáles son las fuentes de su patrimonio y piden a los partidos políticos, a esos que tanto hablan de códigos éticos y a otros que se definen como progresistas, que hagan valer ante el Parlamento el viejo refrán de "las cuentas, claras; y el chocolate, espeso". No porque un ciudadano sea rey debe tener más privilegios que otro, porque, de ser así, estaríamos prostituyendo la propia esencia de la democracia.
Félix Barroso Gutiérrez / Santibáñez el Bajo (Cáceres)

Se acabó el fracaso escolar en la Universidad de Sevilla
Todos van a sacar las carreras a la primera. La Universidad de Sevilla se ha convertido en la primera universidad pública española que ha aprobado una normativa de evaluación de exámenes. Les explico: dentro del reglamento de actividades docentes, se "garantiza a todos los alumnos su derecho a terminar la prueba pese a que, durante su realización, sea pillado copiando por el profesor". Claro, como en nuestros tiempos no existían los móviles, lo teníamos más difícil, te cogían con la chuleta y la habías armado. Ahora resulta que está totalmente prohibido requisar el aparato porque contiene datos personales.
Josefina Galán / Málaga

Un debate demasiado politizado perjudicó a Copenhague
La cumbre de Copenhague ha demostrado que el debate politizado sobre la cuestión del cambio climático es poco fructífero y sirve más para complicar las cosas que para contribuir a resolverlas. Convocar a más de un centenar de jefes de Estado y de Gobierno para este espectáculo probablemente no ha sido el mejor servicio ni para el clima ni para la idea que tienen los ciudadanos de sus dirigentes.
La noción de que un cambio de la temperatura media de más de dos grados puede tener efectos peligrosos ha sido aceptada en general, pero no ha habido un apoyo suficiente para comprometerse a hacer lo que recomiendan los científicos del Panel Intergubernamental (IPCC) para evitarlo, una ecuación aparentemente contradictoria pero que a muchos dirigentes políticos les sirve como pasaporte de regreso para tratar de eludir la impresión de que la cita de la capital danesa ha sido un despilfarro estéril.
Cuando se hace evidente que cada país tiene intereses diferentes, la posibilidad de que en el futuro haya un acuerdo como el que hubieran deseado los movimientos ecologistas parece bastante remota, incluso a pesar de las evocaciones grandilocuentes como las del discurso del presidente español, José Luis Rodríguez Zapatero.
José Morales Martín / Palafrugell (Girona)

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