Cartas de los lectores

17 de febrero

La puntilla
Los medios nos traen cada día nuevos datos que describen lo mal que marcha la economía. Un día es el paro, otro los malos datos sobre crecimiento económico o las bajadas de la bolsa. Ya nos vamos acostumbrando.
El Gobierno ha anunciado hace pocos días que en julio subirá dos puntos el IVA. ¿Quién absorberá la diferencia de precio? ¿Las empresas, reduciendo su ya maltrecho margen? ¿Los consumidores, cada vez con menos poder adquisitivo? No entiendo esta medida; el IVA es un impuesto que grava al consumo y dificulta las ventas, lo que hará que las empresas se ahoguen aún más.
Todos nos estamos apretando el cinturón: las empresas y los consumidores. ¿Por qué el Gobierno no se lo aprieta también un poco y nos evita esta medida? Todavía estamos a tiempo. Si no, será la puntilla para muchas empresas... y quizá para nuestra economía.

José Mª Saldaña Medina / Huesca

Somos los nietos, somos la paz... y esperamos que se haga justicia
"Somos los nietos, somos la paz" es el lema que reza en una camiseta de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica, asociación a la que pertenezco. Soy nieta de un paseado de la Guerra Civil y escribo en nombre de mi madre (que sigue buscando a su padre por las cunetas) y de todos aquellos familiares de desaparecidos que no entienden el mundo de la jurisprudencia ni los mohosos engranajes de los bajos, medios y altos tribunales.
Ella (y ellos) sólo esperan que los elevados magistrados desciendan de sus atalayas retóricas y se miren en los cansados ojos de los hijos del bando perdedor. Ellos fueron los herederos de los desheredados. Demasiado tiempo de traumas, dolor, vergüenza, miedo y olvido.
Señor Garzón, al intentar inhabilitarle a usted, inhabilitan y siguen sepultando en las fosas del olvido a los hijos, al igual que lo hicieron en su día con los padres. Somos muchos los nietos, crecidos ya en la democracia, que necesitamos creer en el poder judicial y en su honestidad, pero sólo creeremos en él si se hace justicia. Desde el perdón, desde la paz, pero desde la verdad reparadora... nunca desde el olvido amnésico.
Mª Salomé Carballo González / Quilós / Cacabelos (León)

Ana Botella ‘dixit’, para sorpresa de muchos
"El planeta está al servicio del hombre, no el hombre al servicio del planeta", eso ha dicho Ana Botella, concejal de Medio Ambiente del Ayuntamiento de Madrid.
Es evidente que la casa debe estar al servicio de quien vive en ella y no al revés, pero si de manera reiterada quien la ocupa deja el grifo abierto y se inunda el cuarto de baño cada dos por tres, cierra las puertas a patadas, sobrecarga la instalación eléctrica, salta sobre las mesas, enciende la barbacoa en el dormitorio de los niños y juega al fútbol en el salón, al final no tendrá casa, sino una pocilga húmeda, fría, chamuscada y llena de rotos. No queremos un planeta ni parecido a eso, doña Ana.
Enrique Chicote Serna / Arganda del Rey (Madrid)

Injustas variaciones en el precio de la vivienda

¿Sería visto y aceptado con total normalidad que el precio de los combustibles para vehículos viera duplicado o triplicado su precio en función de la localidad española donde se encontrara la gasolinera? No es demasiado osado aventurar que la respuesta no sería distinta si, por ejemplo, se traslada la pregunta a otros bienes o productos esenciales o básicos para la ciudadanía como pueden ser los medicamentos, los alimentos, la energía eléctrica, etc.
Entonces, ¿por qué no mantener el mismo criterio cuando se trata del precio de la vivienda? Si los salarios y las pensiones entre regiones no difieren en la misma proporción, es evidente que los ciudadanos pagarán cifras totalmente dispares por un piso de las mismas características dependiendo del lugar donde vivan.
Alejandro Prieto / Gijón (Asturias)

Un camino demasiado peligroso para mi familia
Mis padres y mis dos hermanos menores viven en una pequeña casa a la orilla del río Almanzora desde hace unos cinco años, dedicándose a la agricultura ecológica.
Hasta aquí suena hasta idílica la situación, pero esta cambia en época de lluvia.
A partir de ese momento nada es fácil para mi familia, debido a que el camino de acceso se vuelve impracticable cuando el caudal del río se acrecienta y el uso del coche se hace imposible.
Si no se acrecienta de manera desorbitada todavía se puede caminar a duras penas entre el barrizal, pasando por un puentecito de tres maderos que atraviesa el caudal de agua turbia y fría, subiendo una ladera resbaladiza. Y todo ello de noche, en el caso de mi padre, para dirigirse a su trabajo, o muy temprano en el caso de mis hermanos, para dirigirse al autobús que los llevará al colegio. Cuando el nivel es mayor el aislamiento es total.
Explico que debería transcurrir por la finca de enfrente, ya que es un camino histórico, pero este ha sido cortado por el propietario. Esta situación no concluye por muchas denuncias que interponga y por muchas entrevistas que mantenga con las autoridades.
Siento indignación y desesperanza tras años de lucha que no terminan en nada más que en numerosos accidentes ocurridos en cada transcurso del caminito, como la caída al río de mi hermano menor.
María Teresa Medina Rodríguez / Purchena (AlmeríA)

Estupenda gala de buen cine en los Premios Goya 2010
Desde Ágora –felicidades, Amenábar y compañía– hasta El secreto de sus ojos –obra maestra bajo mi punto de vista de un personalísimo Juan José Campanella–, este año la Academia y su nueva cabeza visible, Álex de la Iglesia, han apostado por un cine de auténtica calidad.
Un buen cine y unos buenos actores –Pineda, aunque no te dieran el Goya al mejor actor revelación te lo sigues mereciendo– para unos premios Goya de auténtico nivel. Felicidades a todos.
Martí Mancilla Muntada / Granollers (barcelona)

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