Ciudadano autosuficiente

¿Estás sobredimensionado?

¿Estás sobredimensionado?

¿Te gusta comprar cosas que no necesitas? Si obtienes placer haciéndolo y no molestas al resto del mundo cuando las utilizas, ¿qué hay de malo en ello? Aquí vamos a hablar de otra cosa, el sobredimensionamiento. Consiste en adquirir y utilizar elementos domésticos  demasiado grandes y/o numerosos, cuando es algo que no nos proporciona ningún placer, que molesta mucho a nuestro planeta y que nos hace derrochar mucho dinero. Vamos a ver algunos ejemplos, empezando por los cuatro más importantes.

El calentador de agua, un clásico del sobredimensionamiento

Calentar agua es el tercer gasto energético de los hogares, tras el coche privado y la calefacción. Los calentadores de gas tienen menos problemas, pues se disparan cuando se necesita agua caliente y luego vuelven a su estado de reposo inicial. Pero los termos eléctricos son verdaderos sumideros de energía inútilmente derrochada, que puede llegar a ser la mitad del consumo eléctrico de una vivienda.

Un termo eléctrico de 60 o más litros encendido día y noche es el villano de esta historia. Presente en millones de hogares, muchas veces ni siquiera se puede regular, o apagar con un interruptor. La solución es adquirir un termo con regulador e interruptor de apagado/encendido, de entre 15 y 30 litros, según el tamaño de la familia y el número de usos diarios que se le dé. En una casa decente, el 90% de los usos del calentador se dan por la mañana temprano, por lo que basta con apagarlo después y volverlo a encender al día siguiente unos minutos antes de usarlo. En un caso real, una factura de la luz de 70 € se desplomó a 40 € al realizar este cambio.

Calefacción: aquí el problema es la regulación

Ya sea una boyante instalación de radiadores fijos conectados a una caldera central o una simple estufa con ruedas, la regulación es la clave, tanto automática, mediante termostato,  como manual. Aquí no se trata, como en el caso del calentador, del tamaño del aparato, sino de su regulación precisa. Instalar reguladores en las instalaciones fijas de calefacción (interruptores y reguladores en cada radiador) es obligatorio por ley. Una instalación fija bien regulada ahorra mucho dinero.

Otra posibilidad para ahorrar mucha energía y su correspondiente dinero es calentar de manera muy diferente las habitaciones de la casa. Se puede partir de un núcleo confortable donde se hace la vida cotidiana y el resto (dormitorios, pasillos, cocina) dejarlo a temperatura ambiente. Este método permite ahorrar un montón de dinero, sobre todo si la calefacción es eléctrica.

NOTA: un buen aislamiento hace que la calefacción y el aire acondicionado gasten lo mínimo. Puedes consultar aquí la Guía FVS de climatización y la Guía FVS de aislamiento.

Aire acondicionado: permite soluciones radicales

Sorprende ver aparatos de aire acondicionado protuberando de las ventanas de pisos bajos orientados al norte, sobre todo si pertenecen a edificios antiguos de construcción sólida y cimientos gruesos. En la mayor parte de la península Ibérica, las necesidades de climatización veraniega de este tipo de viviendas son mínimas. Caso contrario es el de un piso en un edificio de paredes endebles con grandes cristaleras orientadas al sur, que se puede convertir en un horno en cuanto comienza el verano. Distinguir una de otra situación nos permitirá ahorrar mucha energía y muchísimo dinero, pues en este caso la energía es 100% eléctrica.

Hay muchas soluciones intermedias para refrigerar una casa que no exigen tener un compresor funcionando día y noche: desde un buen ventilador bien instalado a un climatizador un poco más sofisticado que utilice el poder refrigerante de la evaporación de agua. La diferencia en el consumo eléctrico de un compresor y de otro tipo de refrigeración por evaporación o sistema similar es enorme, se ahorra un 90% aproximadamente.

El vehículo privado, desde el SUV al urbanwheel

Hay dos maneras de enfocar el asunto del sobredimensionamiento en el transporte: la pauta de movilidad a lo largo del año y el tipo de vehículo. Muchas familias solo necesitan un coche de cinco plazas una o dos veces al año, que es cuando lo usan para los viajes de vacaciones. El resto del tiempo tienen que mantener, cuidar y alimentar de caro combustible un armatoste inútil. La solución es alquilar un coche para estos viajes y el resto del año usar el transporte público (puedes descargar aquí la Guía FVS Sin coche).

Si se necesita un vehículo privado de uso diario, el mercado ofrece toda clase de soluciones de movilidad privada, pero la mayoría de los que adquieren un vehículo se decantan por máquinas demasiado pesadas y grandes devoradoras de combustible. Sin embargo, dentro del mundo de los vehículos de cuatro ruedas y cuatro/cinco plazas hay no pocas opciones de coches utilitarios compactos, con un precio reducido y un consumo moderado. Elegir uno de esos permite ahorrar mucho dinero en su adquisición y garantiza un consumo de gasoil o gasolina también más reducido. Recientemente están apareciendo en el mercado coches eléctricos compactos a un precio asequible (descarga aquí la guía FVS del coche eléctrico).

También se pueden solucionar nuestras necesidades de movilidad cotidiana adquiriendo vehículos ultraligeros (los apodados vehículos de movilidad personal), como bicicletas, patinetes y similares. Si queremos ir sentados y a cubierto, tenemos a nuestra disposición un amplio elenco de triciclos y cuadriciclos de motor eléctrico.

Otros elementos de nuestra vida cotidiana que pueden dimensionarse a la baja, ahorrando bastante dinero (aunque no tanto como en los cuatro casos de arriba)

El frigorífico de dos puertas y 500 litros de capacidad da lustre a cualquier cocina que sea lo bastante grande como para acogerlo, pero es un derrochador de energía y alimentos. A menos que la familia sea de ocho miembros para arriba, un simple frigo de 200 litros es más que suficiente. Es mejor elegir un modelo con congelador independiente situado debajo. Eso hace que los estantes de arriba estén a la altura de los ojos y que olvidemos menos comida podrida en su interior.

Para familias de dos o tres miembros y que den pocas fiestas en casa, el lavavajillas no es necesario. Ahorrarás el coste de la máquina y la mucha energía eléctrica que gasta en calentar el agua.

Las lavadoras de ocho y diez kilos de capacidad no suelen ser necesarias en un hogar medio. Es mejor un modelo más discreto que se pueda cargar por completo en cada lavado. Otro sobredimensionamiento que se puede evitar en el caso de la lavadora es usar agua muy caliente, innecesaria e incluso contraproducente para eliminar muchas manchas, y programas demasiado largos. Puedes descargar aquí la Guía FVS de la lavadora.

La iluminación es cuestión de colocación. Es mejor tener unas pocas lámparas bien colocadas, dando toda la luz que se necesita en el punto exacto en que se necesita, que docenas de lámparas pegadas al techo y pululando por las habitaciones.

Saber si hay sobredimensionamiento alimentario es bastante fácil, basta con recordar con qué frecuencia se tira comida en la casa. Si el resultado es preocupante, es necesario tomar unas cuantas medidas: en vez de compras esporádicas de grandes cantidades de comida para almacenar y comer sine die, compras más frecuentes de alimentos que sabemos cuando vamos a consumir. También es fundamental  practicar la cocina de aprovechamiento o de residuo cero.

El cavernoso interior del armario del fregadero es otro clásico del sobredimensionamiento. Es fácil ver en él docenas de botes y frascos que no se han usado en años o décadas. Es fácil reducir este lío a dos o tres elementos fundamentales: jabón, vinagre y estropajo. Puedes descargar aquí la Guía FVS de productos de limpieza.

Photo by Mikael Kristenson on Unsplash

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