Ciudadanos

Pepa, la modista

EVA MINTENIG

Tengo una amiga que hace arreglos de trajes. Una modistilla, vamos. Es joven y guapa, y trabaja sin parar. Pero resulta que no me come desde el sábado, cuando supo de la composición del nuevo gobierno. "Fíjate tú", me dice, "¿pero cómo puede ser que hayan nombrado ministras a un grupo de modistillas?" . Está pasmada y dice que no va a poder pegar ojo en los próximos cuatro años, por ver si la harán ministra a ella también en la siguiente legislatura. Yo le digo que eso no es así, que las ministras han estudiado y saben un montón. "Que sí, que sí, que lo he oído en la radio y no paran de hablar del tema", me insiste. Con mucha paciencia, le aseguro que no todo lo que dicen en la radio es cierto y, sobre todo, intento convencerla de que cambie de emisora. Pero miren si es lista mi amiga Pepa, que así se llama, que dice que a ella le da igual que las ministras sean modistas, un oficio tan digno como cualquier otro (aunque peor pagado que el de ministra, eso sí) y que a partir de ahora sólo se fijará en lo que hacen y si lo hacen bien o mal. "De momento", dice Pepa, "en estos pocos días ya lo han hecho mejor que los que había antes porque ninguna se ha equivocado al jurar el cargo". Visto así, tiene razón. Si es que Pepa es un pozo de sabiduría. Sabe tanto, tanto, que la semana pasada se fue a la Feria de Abril y lo pasó en grande.

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