Jeffrey Abé Pans, activista negro: "En el Estado español somos vistos como el enemigo"

 Portada de 'Cuando somos el enemigo. Activismo negro en España'. Foto: United Minds.
Portada de 'Cuando somos el enemigo. Activismo negro en España'. Foto: United Minds.

Sandra Yáñez / Poder Migrante (@MigrantePoder)

Jeffrey Abé Pans nació en Barcelona en 1988. Su madre es española, de Guadalajara, y su padre es africano, de Guinea Ecuatorial. Es integrador social de formación y activista negro desde hace ya tiempo. Acaba de sacar a la luz el libro Cuando Somos el enemigo. Activismo negro en España, una compilación de artículos escritos por activistas negros que hablan de su lucha desde espacios tan diversos como el feminismo, la política, el periodismo o la academia. Esta obra nace de la mano de la Editorial Mey, dedicada a publicar a autores africanos en general, y guineanos en particular.

Aprovechando su presentación del pasado 25 de octubre en la librería La Caníbal de Barcelona, entrevistamos a Abé Pans acerca del libro y sus reflexiones sobre el activismo negro en España. 

¿Cómo surge la idea de hacer este libro y cuáles fueron tus criterios para seleccionar a los activistas invitados a escribir en él?

Remei Sipi, además de ser escritora y activista, tiene una editorial: la Editorial Mey, que es la que ha apoyado la edición de este libro. Si bien es cierto que inicialmente mi idea era la de hacer un libro personal, en la segunda reunión con mi editora le dije que había madurado la idea y que quería que participase más gente. Al final consideré que para el lector puede ser más interesante leer un conjunto de historias distintas con experiencias distintas que leer lo que sería mi opinión sobre un tema. Hemos tenido la suerte de contar con personas con una trayectoria, formación y experiencias vinculadas al activismo negro muy importantes: historiadores de renombre, activistas de renombre, periodistas, politólogos, gestores culturales, etc. Estoy muy contento con el resultado del libro y agradecido con todas las personas que han participado: con los autores, con Remei Sipi, la editora y con Ken Province, que es el autor de la portada, que para mí es como muy mágica.

Hablemos del título, ¿por qué Cuando somos el enemigo? ¿De quién sois el 'enemigo'?

Este título quiere invitar a reflexionar a las personas sobre la forma en que somos vistos en el Estado español: como el enemigo.  Hay casos que confirman claramente este hecho: 15 migrantes mueren en el Tarajal y esas muertes parece que no valen nada; el primer crimen racista reconocido por el Estado español es una mujer negra, asesinada por ser negra, por ser migrante, por ser pobre. Somos el enemigo en la medida en que se oculta nuestra historia en el sistema educativo o en tanto el activismo negro es visto como una amenaza porque estamos en contra de muchas de las políticas del estado español.

Al final es una lucha, la de la población negra ya sea en África, ya sea en la diáspora, que se intenta neutralizar para que no triunfe. Hay gente que piensa, además, que el activismo negro es anti-blanco y por eso lo tachan de amenaza. A esa gente yo le digo que no somos anti blancos. Así como el feminismo no está en contra de los hombres, sino en contra del patriarcado, del machismo, el activismo negro no está en contra de las personas blancas sino en contra del supremacismo blanco, que son cosas distintas. 

En Activismo negro en España escriben tanto personas negras inmigrantes como activistas que comparten contigo el hecho de ser jóvenes y de haber nacido en España.  ¿Qué se está despertando en esa generación de los que se sienten tanto de aquí como de los lugares de origen de sus padres?

Los activistas negros que hemos nacido en España y somos hijos de personas inmigrantes nos reconocemos en las luchas de las personas migrantes. Además, nosotros, a pesar de haber nacido aquí, en nuestro día a día somos leídos como personas migrantes. Por otra parte, muchísimas de nuestras referencias a nivel combativo son personas migrantes como Lucrecia Pérez, el primer asesinato racista reconocido por el estado español en el año 92 (una mujer dominicana que fue asesinada por un guardia civil), como el doctor Alphonse Arcelin, haitiano que luchó para que se sacase del museo Darder de Banyoles en Girona el llamado "negro de Banyolas", personas que han fallecido en los centros de internamiento o la lucha de las personas migrantes hoy.

Nosotros, los que algunos llaman "segundas generaciones", ya no estamos mirando tanto los problemas del país de origen de nuestros padres, sino que estamos aquí y ahora, y queremos modificar las estructuras racistas que vertebran al estado español. 

Usted se define como activista negro. ¿Es lo mismo el activismo negro que el antirracismo?

Los activistas negros hemos visto durante mucho tiempo que en espacios donde nos interpelaban y hablaban de nosotros no contaban con nosotros. En los equipos de entidades antirracistas no se contaba con personas negras o racializadas. Lo que intentamos es luchar contra el tutelaje institucional, y también el tutelaje de las instituciones antirracistas, exigimos que revisen sus privilegios y que si hablan de nosotros deben contar con nosotros. Sin embargo, para nosotros no es una prioridad el trabajo que hagan las entidades antirracistas, aunque por supuesto somos antirracistas, es mucho más importante centrar nuestro trabajo en empoderar nuestra comunidad, en crear esas estructuras que entendemos que el estado español no nos proporciona, en fomentar nuestro conocimiento, en crear editoriales, librerías, negocios, etc. Todo eso para nosotros es mucho más importante que intentar convencer a la sociedad española que sufrimos racismo.

En las elecciones recientes en España se vio que los partidos políticos han ido vinculando a personas racializadas a sus filas. Tres ejemplos de esas vinculaciones las encontramos en su libro: Rita Bosaho, exdiputada de Podemos, Yeison García, también vinculado con este partido y Guillem Balboa, alcalde de Alaró, Mallorca, por el partido Més per Mallorca. Sin embargo, para una parte del activismo antirracista hacer parte de un partido político español es sinónimo de traicionar la propia causa. ¿Cuál es su reflexión sobre esto?

Para algunas de las personas que mencionas no ha sido nada fácil poder trasladar a esos espacios políticos sus reivindicaciones como personas negras vinculadas al activismo negro y luchar por sus convicciones, incluso en partidos como Podemos que son de izquierda. ¿Por qué? Porque el mensaje que ellos pueden dar puede chocar con los intereses del partido. Eso se vio claramente con el caso de Rita Bosaho cuando denunció el blackface de la cabalgata de Alcoy, en Alicante, y sus compañeros de Podemos, en lugar de apoyar su denuncia, le obligaron a borrar una publicación que ella había hecho en sus redes sociales. Al final sí que es importante que vayamos ocupando espacios políticos. Nosotros somos conscientes de que si queremos modificar ciertas estructuras la política es uno de los ejes en los que debemos introducirnos, no el único, pero sí uno muy importante.

Poder Migrante es una red de activistas y colectivos migrantes que buscamos crear conciencia y movilización contra el racismo estructural, los discursos y políticas xenófobas antiinmigración que nos criminalizan.