Con negritas

La salvación de Alitalia, en el aire

Haciendo honor a su fama de hombre resolutivo, MAURIZIO PRATO, harto de bregar inútilmente con tirios y troyanos, le ha devuelto a su amigo ROMANO PRODI el cargo de presidente de Aliatalia, que éste le había confiado nueve meses antes con el encargo de vender la ruinosa compañía al mejor postor.

La dimisión de Prato, un ejecutivo de 77 años especialista en privatizaciones, fue producto de la retirada de Air France-KLM, que después de varios meses de intensas negociaciones retiró el miércoles su oferta por la aerolínea italiana de bandera, acogida con muchas reticencias por parte de la clase política italiana y por los sindicatos.

Prato había advertido que la salvación de Alitalia, cuyas pérdidas superan el millón de euros diarios, tenía que venir de la mano de una "alianza internacional". "La empresa se encuentra en estado comatoso, y cualquier otra fórmula que se plantee es una simple veleidad", dijo públicamente hace sólo unas semanas.

Sin embargo, la inequívoca advertencia de Prato no ha sido tenida en cuenta. Los sindicatos se han negado en redondo a aceptar los sacrificios laborales  previstos (2.100 despidos, la mayoría entre el personal de vuelo) y Air France-KLM no ha querido seguir adelante sin su complicidad.

La posición de los sindicatos ha sido alentada por el con más posibilidades de ganar los comicios del 13 y el 14 de abril: SILVIO BERLUSCONI, que desde que se hicieron públicas las condiciones de la oferta franco holandesa ha movido Roma con Santiago, de momento sin éxito, en busca de un comprador local para Alitalia.

Aparte de su propensión al nacionalismo más populista, en el ánimo de Berlusconi ha pesado sin duda el terror que los planes de Air France-KLM suscitaban en uno de sus aliados naturales: UMBERTO BOSSI, líder de la Liga Norte, totalmente contrario a que el aeropuerto de Milano-Malpensa pierda su condición de centro de distribución de vuelos, por el grave perjuicio económico que eso infligiría a la región de Lombardía. 

La retirada del único aspirante a la compra de Alitalia y la dimisión de su presidente abren un periodo de incertidumbre que probablemente no se despejará hasta después de las elecciones. Si es que se despeja. Porque, como Prato proclamó con resignación antes dar el portazo: "Esta compañía está maldita y sólo un brujo puede salvarla".

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